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Las Oblatas en el diario "Europa Sur" del Campo de Gibraltar.

La paz empieza con una sonrisa

Siete jóvenes misioneras oblatas de María Inmaculada residen en la antigua Casa de Ejercicios desde el pasado mes de septiembre. Con su dedicación y sencillez han conquistado a los sanroqueños
 
Y. G. T. / San Roque | Actualizado 08.05.2011 - 13:13
 

Agata, Kasia, Inma, Victoria, Paulina y María, 
posan sonrientes en el patio de la Casa de Ejercicios.
Son jóvenes, preparadas y muy trabajadoras. Siete misioneras oblatas de María Inmaculada residen en San Roque desde el mes de septiembre. Con ayuda municipal y de particulares han acondicionado la antigua Casa de Ejercicios, que llevaba 15 años cerrada y dedican las horas del día a su labor pastoral.

Apenas han cumplido los 30 años y se llaman entre ellas y se presentan con una sonrisa y su nombre de pila. Su sencillez y amabilidad ha sido determinante para que los sanroqueños las hayan recibido con los brazos abiertos. Tres de ellas son españolas, otras tres polacas y una de Ucrania, pero todas tienen en común su amor por Dios y su doctrina.

La congregación es reciente, surge en 1996 y apenas la forman una veintena de hermanas, la mayoría extranjeras.

La casa de la congregación está centralizada en Madrid, donde la mayoría ha recibido su formación, pero su labor llega a muchas partes. Este es el caso de San Roque, las siete hermanas vivieron durante dos años en San Martín del Tesorillo, colaborando en una misión popular con los misioneros oblatos, -congregación más arraigada con casi 200 años-, y cuyo carisma y espiritualidad es la que ha movido a muchas de estas jóvenes. Es el caso de María, una de las hermanas, licenciada en Ingeniera y procedente de Ucrania. "Tienen un carisma muy misionero y cercano y por ello siempre pensaba que si era un chico sería un oblato, al fundarse esta congregación, decidí entrar en ella ", señala.

El mantenimiento de la casa se realiza gracias a su trabajo y a la ayuda de los vecinos. Emma, la superiora da clases de religión en un colegio, Inmaculada es enfermera y trabaja cuando la llaman, al igual que Victoria que es administrativa. "Mucha gente se ha volcado con la casa, al igual que la parroquia", señala Inma.

Su labor no sólo se queda en San Roque, ellas mismas se desplazan con sus vehículos a Algeciras, Guadiaro y San Enrique. "Atendemos las necesidades ofreciendo catequesis con niños en algeciras y San Roque. También formamos a catequistas y y colaboramos con Cáritas", destaca Inmaculada.

Las hermanas sostienen que a nivel de formación humana y cristiana, la gente está muy necesitada. "Lo primero que aparece es la necesidad económica, pero después existen otras necesidades e inquietudes por la necesidad de profundizar en la fe. Ahí es donde podemos ayudar más", apunta Victoria e Inmaculada. Ambas lucen orgullosas sus alianzas porque al contrario de otras hermanas, aún novicias, ellas ya han profesados su votos.

Su vocación no es flor de un día, una formación tradicional, pero sin renunciar a las nuevas tecnologías. Disponen de televisión e Internet, del que hacen buena cuenta para comunicarse con sus familiares, especialmente las extranjeras. El Skype está al orden del día entre las jóvenes polacas ."Internet es fundamental para llegar a la gente, especialmente a los jóvenes. Tratamos de ayudarles a hacer buen uso de los medios de comunicación", añade Inmaculada, quien apunta que las actividades con los jóvenes son muy gratificantes.

Las oblatas de María Inmaculada se encuentran totalmente integradas en San Roque, donde son muy reconocidas y valoradas, especialmente por la comunidad religiosa. "Nuestra idea es quedarnos aquí el tiempo que haga falta. Si podemos afrontar los gastos que conlleva vivir aquí, nos quedaremos", concluye Inma.

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