¡Bendiciones en este día de acción de gracias por el don de nuestra vocación! Al visitar a los Oblatos por el mundo, veo cuán cerca estamos de los pobres y que nuestra vida se caracteriza por la sencillez y la disponibilidad. Estoy convencido de la necesidad de nuestro carisma en la vida de la Iglesia. Llevamos a la gente a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y, en nuestra cercanía a los pobres, también recibimos a Cristo. Quisiera recordar particularmente dos aniversarios que este año celebramos. En marzo de 1813, el joven Padre de Mazenod dio, en la iglesia de la Magdalena, su famosa homilía sobre la dignidad de los pobres. ¿No es para nosotros este aniversario una invitación a renovar nuestro compromiso con los pobres, con el ministerio de la predicación, el estudio de la Palabra, a hablar en la lengua de la gente que servimos y a comprometernos con el ministerio de la justicia junto con los pobres? Celebramos los doscientos años desde que Eugenio de Mazenod comenzara la Asociación d