La Vida Religiosa posee una tradición muy democrática en cuanto a la elección de sus superiores se refiere. Por un lado, los mandatos son limitados en el tiempo y, al finalizar, el que ha realizado el servicio vuelve como uno más a la comunidad de la que había salido . Por otro, antes de nombrar a alguien como superior, se realiza una consulta tanto oral, como escrita, para que, quien ha de elegir, sepa el sentir y pensar de los hermanos, en orden a discernir sobre la idoneidad de los candidatos. Y es que no es un ministerio fácil, pues nuestra constitución 71 afirma: « Jesús es fuente y modelo de la autori dad en la Iglesia. A ejemplo del Señor, que lavó los pies de sus discípulos, los que son investidos de autoridad entre nosotros, están llamados no a que les sirvan sino a ser vir. Su servicio consiste en coordinar y dirigir los esfuerzos de todos en la evangelización de los pobres, y también animarnos a llevar una vida inspirada por la fe y a compartir in tensamente nues