También las manos dicen la oración
Con estas palabras inicia una hermosa reflexión Michael De Certeau en su libro La debilidad de creer . «Hechas para el arado, la máquina de escribir o la freidora, ¿cómo, en la oración, no seguirían ligando al hombre con aquello que lo rodea? ¡Tantas veces la interioridad fu explicada como un poema de las manos!» Así podría definirse la interioridad de nuestro querido P. Vidal Fuente Vega, una espiritualidad que se transfiguraba en esas grandes manos curtidas y torneadas en el trabajo cotidiano al que se dedicó desde el inicio de su ministerio pastoral en Dos Hermanas (Sevilla). Nacido en Siero de la Reina (León) hace 79 años, nuestro hermano participó de la experiencia de curas obreros realzada después del concilio Vaticano II. En el último viaje de vuelta de su amada Venezuela, mientras compartía una cerveza en el aeropuerto de Panamá junto al vicario provincial, le contaba cómo fueron aquellos años: la dureza del trabajo construyendo vigas para las autovías subido a altas grúas...