En el Evangelio del domingo pasado escuchábamos la invitación de Jesús a sus discípulos: "vamos a un lugar tranquilo, a descansar un poco". Seguro que en estos meses, todos estamos disfrutando de ese merecido descanso vacacional. Sin embargo, al llegar al sitio indicado, el Señor se encuentra con una muchedumbre que le lleva a la compasión, pues andaban extenuados, como ovejas sin pastor. De este Evangelio aprendemos que nuestro bienestar no puede ser tan absoluto que esté por encima de la necesidad del hermano. Algo que la familia oblata ha puesto en práctica también en estos meses estivales. Durante el mes de junio llegaron los envíos de medicinas a las distintas comunidades oblatas en Venezuela (Catia la Mar, Palogordo y Santa Bárbara), donde podrán servir de ayuda a tantos hermanos nuestros extenuados por la escasez en dicha tierra. Igualmente, lleno de ilusión y de todo tipo de materiales, partió desde El Abrojo (Valladolid) un container con destino a