Adiós, Hermano Nicolás
En nuestro mundo moderno se está perdiendo el uso de la palabra adiós. En el trasfondo de esta pérdida se encuentra el sentimiento de que parece una despedida definitiva y, para evitar esa tristeza, lo sustituimos por eufemismos como ¡hasta siempre! Sin embargo nos olvidamos del origen de esa palabra, que lleva dentro el término de nuestra fe: Dios. Cuando decimos adiós a alguien, nos emplazamos a vernos en un tiempo más largo, ciertamente, pero también a nos recordamos el fundamento de nuestra esperanza: algún día nos veremos todos en Dios, en su casa, en torno y junto a él. Este fue el deseo que predominó en el emotivo funeral celebrado el pasado domingo de la Misericordia en memoria de nuestro querido Nico, como todos le conocíamos y le tratábamos. Hombre sencillo y entrañable que, con su presencia humilde y su servicio silencioso tocó el corazón de tantas personas a lo largo de su vida, como muestra la gran asistencia a la misa de ayer, presidida por el P. Javier Monter...