Partí para Uruguay muy contento de vivir una experiencia misionera fuera de mi contexto y con un equipaje lleno de ciertas expectativas. El impacto con la nueva realidad no fue muy fácil, he vivido algunas dificultades que no había previsto, como dormir fuera de la comunidad por primera vez, debido a las obras en nuestra casa. Al cabo de un mes me di cuenta de que tenía una idea de Uruguay y sobre todo de cómo debía ser mi experiencia allí, que no se correspondía con la realidad. En el retiro de preparación al Adviento, el predicador nos invitó a vivir según el método de la Encarnación, el de un Dios que abraza la realidad humana. Lo sentí como una invitación del Señor a abrazar la realidad que tenía ante mí tal como era, sin perder el tiempo dándole vueltas a lo que "debería haber sido" mi experiencia. Me ayudaba rezar diariamente en nuestra capilla ante una estatua de San José que sostenía a Jesús en brazos, y le tenía como modelo para seguir en este proceso de abrazar una realidad no concebida por él y en vivir la voluntad de Dios, con plena confianza en Él. Entre las experiencias que más me ayudaron a entrar en el contexto sudamericano estuvieron las dos misiones que pude hacer entre Uruguay y Argentina, que me ayudaron a ensanchar mi corazón a realidades absolutamente nuevas para mí.
En Argentina, por ejemplo, viví en medio del campo, en una comunidad de apenas 12 casas habitadas, en un lugar aislado del centro, donde no había ni asfalto ni conexión a Internet, y donde era habitual que los jóvenes abandonaran la escuela, después de la educación primaria, por falta de recursos económicos. Para mí, fue una oportunidad preciosa de compartir la vida cotidiana con estas personas, experimentando sus mismas dificultades aunque sólo fuera durante una semana, por ejemplo, tener que utilizar por primera vez en mi vida el agua que cogíamos directamente del pozo. Para esta gente, nuestra presencia era un signo de la cercanía de un Dios que nunca abandona. Estas experiencias misioneras me recordaron las misiones en el origen de la Congregación, llegando a las personas abandonadas y sin pastor, y me ayudaron a abrir mi corazón a esta realidad, con alegría y entusiasmo.
Q el Espiritu Santo t guie y t de la fuerza para seguir 💪
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