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La Familia Oblata peregrinando en comunión


Como cada febrero, la Familia Oblata se junta para compartir «sus gozos y esperanzas, tristezas y angustias» (GS 1). Este año el encuentro tuvo lugar en La Zubia (Granada), en una casa de espiritualidad bajo el patrocinio del ya santo Juan Pablo II. Algunos de los participantes comparten con todos nosotros la experiencia vivida durante este fin de semana juntos.


María José, de Málaga escribe: «Este año, como siempre, ha sido una alegría para mí poder asistir al encuentro de Familia Oblata.  Un encuentro que ha sido la brújula que ha de marcarnos el camino a seguir como peregrinos de la esperanza en comunión, caminando con Jesús y hacia Jesús. Las oraciones, formaciones y actividades me han llevado a reflexionar sobre mi vivencia como laica oblata.  Una de las conclusiones a las que he llegado es la necesidad de potenciar mi actitud de escucha, prestando más atención a la voz del Espíritu y las voces de los necesitados.  Desde mi punto de vista, éste ha sido un encuentro muy enriquecedor, en el cual hemos meditado sobre la forma de abrir puertas: abrir la puerta que nos lleve a una mayor unión entre todos los laicos oblatos y abrir la puerta que nos lleve a los más abandonados.  En la oración preparada para el encuentro, pedimos a San Eugenio que interceda por nosotros ante Dios, nuestro Padre, para que nos ayude a construir comunidades que sean signo de la presencia de Cristo y que compartan la Buena Nueva de salvación con todos los pueblos». 


También Lluca, de Pozuelo, ha querido compartir con nosotros su experiencia: «Estos días he tenido la suerte de participar por primera vez en la Convivencia Nacional de Familia Oblata, una experiencia cargada de momentos de encuentro con el Señor, de risas y  de comunión con los laicos oblatos de toda España. Se trata de una unión de generaciones y comunidades a través del carisma OMI y de una fuerte llamada de Dios a formar parte de esta gran familia. Creo que el lema del Capítulo, "Peregrinos de Esperanza en Comunión" es un perfecto reflejo de lo que yo, por lo menos, he aprendido: a ser testigo junto a mi Familia de la esperanza que Cristo nos da tras su sacrificio en la Cruz, tan necesaria ahora mismo en el mundo».


Otro tanto hace Bea, de Aluche, quien nos abre su corazón con estas líneas: «Un año más doy  gracias a Dios por la existencia de un encuentro de familia oblata. Ha sido un momento de renovación ,reflexión y meditación que me ha facilitado parar en el ritmo del día a día, tan necesario en mi vida. Maravilloso momento para conversar con el Señor y ver en qué momento de la vida estoy ,mi brújula hacia dónde está orientada y si tengo que abrir alguna puerta ahora en este momento de la vida o cerrar alguna otra... Me ha dado luz para seguir viendo que mi brújula sigue estando orientada hacia Dios a través del carisma Oblato, y al vivirlo en comunidad con el resto de familia oblata se refuerza la esperanza a seguir unidos y caminando hacia el mismo carisma. Me ha ayudado a ver con más claridad que quizás en la comunidad no tenemos por qué abrir muchas más puertas sino las que tenemos vivirlas  con ternura paciencia y amor de Dios. Y en el momento de adoración al Santísimo  he podido dar gracias por todo lo que me ha regalado en mi vida , El me ha acompañado y siempre lo he sentido a mi lado. Quiero seguir siendo laica misionera con carisma oblato , todo ello me lo han enseñado los Oblatos, las Oblatas con su cercanía, humanidad, Amor a Cristo y a la misión». 


Juan Carlos, también de la comunidad de Pozuelo nos cuenta sus impresiones: «Ante todo, destacar el encuentro con los hermanos de otras comunidades de la familia Oblata, que es siempre una alegría, y permite compartir y ver las diferentes realidades que hay dentro de nuestra familia . Este encuentro nos sirvió para profundizar en el Capítulo General y en su lema "Peregrinos de la Esperanza en Comunión" y así lo hicimos a través de " la Brújula del Peregrino" , lema de este encuentro. Tal y como dijo el Santo Padre Francisco en el discurso del Capítulo "Sois una familia religiosa dedicada a la evangelización",  y ese mensaje iba dirigido a toda la familia Oblata, también a los laicos. "Para ser misioneros de la comunión, debemos vivirla primero entre nosotros, en nuestras comunidades y en nuestras relaciones con los demás y luego cultivarlas con todos sin excepción". 


Este mensaje, que se nos transmitió  por el Santo Padre durante el Capítulo General, ha quedado impregnado como idea central de este encuentro. Dios siempre nos hace la misma petición que le acompañemos en el camino., pero ¿podemos seguir ese camino? Si, pero no lo haremos  como un Cristo sufriente, sino como servidores del hombre, porque la cruz que Dios pone enfrente de nosotros es la del servicio y la posibilidad de llevar el evangelio a los demás. Como idea principal, esa ha sido mi principal vivencia en este encuentro, en el cual hemos podido compartir  el mensaje del Capítulo y la labor que nos queda ahora como familia Oblata por realizar, y así poder seguir la "Brújula" que se nos indicaba en el encuentro. Han sido unos días muy beneficiosos de impregnarse del Carisma y compartir la alegría de estar con los hermanos de la familia. Un fuerte abrazo para todos».


Por último, la Hermana Jola Wreczycka, omi nos deja esta reflexión: «“¿Que es este aire que no une? Este misterio nos supera... Nos hace ser un solo corazón... Una única familia...”. Las palabras de esa conocida canción en el carisma oblato "Entre vosotros la caridad", reflejan el misterio que hemos vivido durante el encuentro de Familia oblata. Venimos de varios lugares de España, e incluso del mundo, somos de diferentes generaciones, estados de vida, con caracteres a menudo muy diferentes. Pero, sin embargo, hay "un aire que nos une y que nos hace sentir una única familia". 


Podemos preguntarnos ¿Por qué nos hemos encontrado en Granada? 
Porque somos peregrinos: En algún momento hemos escuchado la llamada del Señor, que nos ha convocado para reflexionar sobre nuestro ser “peregrinos de esperanza y de comunión”. Para una vez más darnos cuenta de que caminamos juntos – como familia - tras las huellas de San Eugenio. Porque somos testigos: En este camino de peregrinación descubrimos también que somos llamados a ser testigos de esperanza - salir al encuentro de nuestros hermanos en el mundo que nos rodea y ofrecerles el amor salvífico del Señor, que hemos recibido». 


¡Gracias a todos por vuestro compartir de vida!

  



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