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Queridos Superiores, Hermanos y Laico Asociados:
Me dirijo a todos vosotros, en particular a los superiores de las comunidades, a los párrocos oblatos y a sus colaboradores, oblatos y laicos, para invitaros a tomar en seria consideración, con coraje y, al mismo tiempo, con prudencia evangélica, la llamada del Papa, para que "...cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario de Europa hospede a una familia (de prófugos)...". El Papa nos recuerda y nos espolea "(...) a estar cercanos a los más pequeños y abandonados, a darles una esperanza concreta. (...) Frente a la tragedia de decenas de millares de prófugos que huyen de la muerte por la guerra y el hambre, y están en camino hacia una esperanza de vida, el evangelio nos interroga."
Creo que cada una de nuestras comunidades, así como cada parroquia donde estamos presentes, tiene que escuchar en profundidad esta llamada y realizar un sincero discernimiento. Por esto, invito a los párrocos a que consulten a los hermanos de comunidad (en primer lugar al superior si esté no coincide con el párroco), a los Consejos parroquiales, a los Despachos de las Curias diocesanas que se ocupan de los inmigrantes, a las parroquias de la misma Vicaría o Arciprestazgo, para llegar a una decisión concreta y compartida. Así, invito a cada comunidad oblata a estudiar cómo dar respuesta a la invitación de Papa Francisco, en sintonía con nuestras parroquias (si la comunidad religiosa tiene una parroquia entre los ámbitos de su apostolado), en sintonía sobre todo con los otros Institutos religiosos de la zona (quizá la iniciativa puede concretarse en colaboración con otros Institutos que trabajan en la misma Diócesis o en el territorio colindante, compartiendo incluso los costes económicos), y con las Iglesias particulares en las que estamos insertos, acogiendo las directivas o las iniciativas que se puedan llevar a cabo.
Los superiores tengan presente que, antes de cada acción concreta que implique a la comunidad y a los inmuebles donde ésta reside, debe ser consultado el Provincial. Allí donde no sea posible hacer opciones concretas, dando hospitalidad a los refugiados, que se valoren otras formas de ayuda, por ejemplo compartiendo económicamente iniciativas llevadas a la práctica por otros sujetos eclesiales.
La Provincia estudiará también eventuales solicitudes de ayuda financiera que las comunidades pudieran hacer, para apoyarlas en la concretización de la propuesta del Papa Francisco.
El año del Trienio, centrado sobre la pobreza, nos brinda la oportunidad - no fácil, soy profundamente consciente de ello - de ser interpelados sobre cómo dar forma en obras de caridad, a tantas palabras evangélicas que nos dirigimos para nuestra conversión interior.
Un fraterno saludo a todos, seguro de la oración recíproca y de la ayuda que la Providencia nos envía.
En J.C. et M.I.,
vuestro padre Alberto Gnemmi, omi.
(Provincial)
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