Este fin de semana, 7 y 8 de noviembre, tuvimos la segunda convivencia desde que inició el curso.
Nos reunimos el día sábado y después de cenar, vimos la película “Prefiero el Paraíso” que cuenta la historia de San Felipe Neri, el santo de la alegría y quien, como habíamos estado hablando en nuestras reuniones, se dedicó a dar gratuitamente. Al finalizar la película tuvimos una Adoración Nocturna con la introducción del vídeo “Haz latir el corazón del mundo”.
Momento de adoración durante la Vigilia
El domingo iniciamos la formación con el tema de la “Bula de Convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia”, escrita por el Papa Francisco. Reflexionando acerca de la misericordia que nos es dada gratuitamente tuvimos la oportunidad de recordar un momento en nuestra vida en el que, como San Eugenio, experimentamos la dicha de sentirnos amados y perdonados por Dios. Después de compartir la Eucaristía y los alimentos pudimos además hablar de la invitación de Jesús a ser misericordiosos como el Padre es misericordioso recordando las obras, corporales y espirituales, de misericordia. Para culminar un fin de semana de reflexión, alegría y amor, tuvimos la oración con la contemplación del logo y lema del Año Jubilar y la invitación a asumir el reto de vivir la misericordia en el día a día.
Momento de formación y compartir
El estar aquí, compartiendo con los chicos de Talita Kum y en la presencia constante de Dios, me hizo volver a sentirme amada incondicionalmente e invitada por Jesús a seguir su camino, saber que así como él siempre me perdona, también me invita a mí a perdonar y a cuidar a los demás como él cuida de mí. La presencia de Jesús Eucaristía, el poder contemplarlo y sentir cómo mi corazón se acelera ante él, me hace sentirme completamente agradecida por la experiencia de compartir en comunidad y de encontrar, gracias a ella un lugar al que pertenecer. Porque, ¿qué es el gozo de amar a Dios si no puede compartirse?
Para otra amiga, estos días de convivencia le han hecho volver a la experiencia vivida en su grupo juvenil Juventud Oblata en Venezuela, el encontrarnos y vivir el mismo carisma, con la misma entrega y pasión de parte de los Oblatos, sabiéndonos una misma familia a pesar de las diferentes culturas, nos ha hecho sentir muy unidos por el mismo amor a Jesús mostrado desde esta misma espiritualidad.
Jocelyn Trujillo, Guatemala
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