Carta Pascual y Misionera
El p. Adriano Titone omi, Procurador de las Misiones Extranjeras de la Provincia Mediterránea, nos envía esta carta pascual a todos los amigos de las misiones:
Queridos Amigos de las Misiones OMI,
Un cariñoso saludo a cada uno de vosotros con un deseo de paz en el corazón.
Escribo estas líneas en los pocos intervalos de tiempo libre que puedo encontrar durante las visitas que estoy haciendo a nuestras misiones de Senegal y Guinea Bissau. Me parece hermoso y significativo esto, porque la misión de la procura es el de ser el puente entre las misiones y todos vosotros. Así nos transformamos en testimonios privilegiados de la vida, de la solidaridad y del amor que circula en dos sentidos entre estas dos orillas que une el puente. Esta reciprocidad, por otra parte es el sentido mas grande de la misión: el cumplimiento del mandamiento que Jesús nos dejó: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Os escribo con “calor” de un corazón grato y agradecido a todos vosotros, sostenedores de las misiones oblatas y admirado por la dedicación de nuestros misioneros hacia la gente en el cumplimiento de la obra misionera. A este “calor” simbólico se le suma el de la temperatura de fuego de Koumpentoum y Koungheul ,donde estoy haciendo etapa en mi viaje de regreso.
He llegado hasta la ultima fundación al sur de Guinea Bissau: Cacine, donde nuestros tres oblatos de esta misión de primera evangelización , los Padres Daniel Aliou y CarloAndolfi y el escolástico Joseph Sadio son la primera presencia estable de la Iglesia Católica. Para la gente del lugar es una novedad que descubren día tras día.
Una pareja de voluntarios húngaros me hacía notar como impresiona a la gente del poblado el canto de los salmos de la pequeña comunidad en su oración de la mañana.
Con el P. Daniel fui a Quitafine , un poblado a unos veinte kilómetros de Cacine donde los misioneros han empezado a seguir regularmente una comunidad muy especial: no hay ningún bautizado, pero ya mantienen encuentros regulares gracias a un maestro de buena voluntad de la zona. A este maestro lo podemos definir como “ simpatizante católico” que no solo reúne para la oración a los chicos, sino que todos juntos también han logrado obtener una pequeña parcela de terreno y construido una capillita de barro. A pesar de que las grandes lluvias han disuelto literalmente el barro de uno de los costados de la capillita, esto no los ha desanimado y siguen creciendo como naciente comunidad cristiana. El terreno es fértil, sólo hay que sembrar generosamente y después cultivar los frutos que la gracia querrá derramar para el bien de todos.
En todas estas comunidades de Guinea Bissau y Senegal todavía se respira la alegría de la estupenda experiencia vivida con ocasión de las celebraciones del 200 aniversario de la fundación de los OMI.
En los pasados meses una pequeña reliquia de nuestro fundador, San Eugenio de Mazenod, símbolo de su “corazón grande como el mundo”, ha peregrinado por todas las comunidades, inclusive en aquellas ya entregadas al cuidado pastoral de las diócesis, como Djilas y Kaffrine, congregando muchísima gente que así ha manifestado su simpatía y gratitud a los Oblatos por su trabajo pastoral en Senegal en los últimos 40 años y luego la gran peregrinación al santuario nacional de Poponguine que reunió más de 2000 personas, donde las varias culturas manifestaron a su manera la alegría de conocer y ser protagonistas en esta aventura de la Misión Oblata. Muchos, pero muchos, se declaran orgullosamente parte de la Familia Oblata. Lo mismo os podría decir con referencia a todas las otras misiones, desde donde nos llega el eco de las fervorosas celebraciones del bicentenario vividas juntamente con aquellos fieles que sienten que somos parte de su vida. Así en Venezuela, Uruguay, Rumania y en todos los continentes.
En el mensaje de cuaresma de este año, el Papa Francisco nos ha invitado a todos a vivir concretamente las obras de misericordia, haciéndonos cercanos a cada hombre, mujer, niño o anciano que necesite ayuda corporal o espiritual. No puedo callar que esta materialización del amor misericordioso la he visto realizada en nuestras misiones en las más diferentes opciones y a beneficio de los más abandonados. El camino de desarrollo de estas partes del mundo es tan lento que a veces parece parado, pero debo deciros, que en esta visita, he percibido, más que otras veces, tantas señales de progreso que alimentan mi esperanza de un posible mundo mejor. Frente a tantos signos negativos de violencia que existen en el mundo y que nuestros telediarios se empeñan en presentarnos a todas horas de forma casi paranoica, son tantos los signos positivos que deberíamos tener ojos para ver sobretodo a estos y corazón para alimentar el bien que crece silenciosamente sin ser observado para que, superada la prueba del sufrimiento, de la injusticia y la maldad, sea Pascua para cada hombre y mujer sobre la tierra.
Esta es la buena Pascua que este año os auguramos en comunión con todos nuestros misioneros dispersos por el mundo.
P. Adriano Titone OMI
(Procurador de las Misiones Extranjeras)
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