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Comunión+misión=joven oblato

 


Después de dos años sin poder juntarse, los jóvenes oblatos volvieron a reunirse en su ya tradicional convivencia durante el tiempo de Navidad. Aprovechando los días de descanso lectivo, continúan su formación y crecimiento en la fe, vivida siempre en comunidad. 


Como ocurre siempre en eventos de este tipo hay una preparación remota, pues la convivencia había empezado para el grupo de responsables varias semanas antes. A tenor de lo visto, se dejaron iluminar por el Espíritu, por lo que esperamos frutos de fe esperanza y caridad.


Con el deseo de vivir aquellas hermosas palabras del apóstol san Juan en su primera carta -«eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros y nuestra comunión es con el Padre y su Hijo Jesucristo»- algunos de los jóvenes comparten con nosotros su testimonio, lo cual agradecemos profundamente, pues nos ayuda a crecer en nuestro seguimiento del Señor.


María, de Valladolid, quien participaba por primera vez en una convivencia de jóvenes oblatos, escribe: «Comunión + Misión. Estas dos palabras deberían definir lo que es seguir a Jesús. Esta convivencia ha sido totalmente un regalo en el que me he dado cuenta de lo importante que son los ratos de oración con Dios para después poder llevar a cabo las pequeñas "misiones" concretas del día a día, sin ser exclusivamente a lugares lejanos. Me queda claro que Dios se sirve de personas y circunstancias para hablarme, y que por ello tengo que estar atenta a descansar en Él para poder escucharle».


Carlota, de Aluche, también ha querido contarnos su experiencia: «Después del tiempo de pandemia, en el que nos hemos acostumbrado a mirar cada uno por lo suyo y a vivir de manera independiente, el tema de la convivencia resonaba mucho conmigo. Misión+ comunión= jóvenes oblatos. Empezamos a conocer de cerca qué hace que la misión sea misión y la comunión comunión, Y me di cuenta de que desde que empecé en mi vida de Fe a vivir la misión de manera más cerca y a compartir con los demás, desde ese momento, era una joven oblata.

Durante estos tres días, nos conocimos más y nos unimos los unos a los otros y a Dios. De las cosas más importantes que he aprendido durante estos días ha sido que la misión no solo está en las cosas grandes, sino también en las pequeñas, y en el día a día en el colegio, en familia, con los amigos, etc. Que la misión también es darle un abrazo a alguien que está triste, aconsejar a alguien que está perdido, oportunidades que tuvimos a lo largo de la convivencia y que vivimos de manera especial.


También comprendí, después de tanto tiempo, que la comunión no es solo estar en grupo o en la parroquia, es unir allá donde vamos, y saber que, aunque estemos separados, no estamos solos.
Después de estas convivencias sólo me salía dar las gracias a todos los oblatos que me han ayudado a lo largo del camino, porque han sido siempre un gran ejemplo tanto de misión como de comunión, y, sobre todo, a Dios por ponerles en mi camino».


También Samuel, de Málaga, ha querido contarnos lo que han significado para él estos días: «yo he ido a la convivencia nacional con muchas ganas porque quería volver a ver a la gente que conocía de allí. 
Mi experiencia ha sido bonita ya que comparado con los años anteriores ha habido más dinámicas y las charlas, que años anteriores eran pesadas y largas, han sido más cortas y animadas. 


Me gusto mucho la actividad de la carta, ponerme en la situación de una persona a la que puedo ayudar con unas palabras toca el corazón, además la que recibí era muy bonita. La gymkana fue muy divertida  y nos ayudó a conocernos de otra manera, y la comparación de la convivencia de los gansos con la comunión que debe tener un joven oblato es muy buena y fácil de entender. 


Tengo que decir que me faltó un desierto para reflexionar sobre el tema o sobre preguntas que se hubieran propuesto. Por último, la actividad que más me llenó el corazón fue el 2x2 ya que me parece una actividad que une de manera especial a dos personas, creando una conexión que siempre estará.


Por último Manuela, de Pozuelo, nos ha enviado su testimonio mediante un vídeo, dando vida y rostro a esta hermosa experiencia de fe en el que jóvenes y oblatos comparten tiempo e ilusiones, tal y como hacía
nuestro Fundador en Aix hace ya doscientos años. El carisma sigue vivo y nosotros damos gracias a Dios.


Comentarios

  1. Gracias a estos jóvenes oblatos por compartir sus experiencias y enhorabuena a todos los que habéis trabajado para llevar a buen término la convivencia; como siempre, lo habéis dado todo con generosidad.

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  2. Alabado sea Jesucristo y María Inmaculada,,,, los jóvenes el futuro de nuestra generación,,, felicidades,,,,un gran abrazo desde Venezuela para el Padre Alberto Acosta. Que bueno verte por éstos medios..

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