Del 25 al 28 de abril tuvo lugar en Sassone (Roma) el Congreso de laicos oblatos del sector italiano de la Provincia en la Casa “Il Carmelo”. El lema del Congreso “Pènsàti insieme”, era una invitación a seguir caminando juntos y a crecer en comunión como familia carismática. Unos 200 laicos venidos de toda Italia participaron en el encuentro, junto con una pequeña representación de España formada por Raquel Álvarez (San Leandro-Aluche), David López, omi y Marimar Gómez, omi. Cada uno de ellos comparte su experiencia con nosotros:
Ha sido una suerte para mi poder asistir a este Congreso y se lo agradezco de forma particular a mi familia que siempre me apoya y me empuja a todo aquello que, siendo bueno para mí, nos hace bien a todos nosotros. Como algunas otras experiencias que he tenido, en esta ocasión también me lo planteé desde varios puntos de vista: una experiencia personal, un compartir comunitario y una oportunidad de misión posterior. Muchos son los regalos que me he traído en la maleta:
Desde la experiencia personal, siempre que he ido a una actividad en Italia me he sentido acogida. Tanto laicos como oblatos me han hecho llegar un cariño especial que agradezco profundamente. Sentirse “como en casa” te hace vivir las cosas con sencillez y una alegría particular. Rezar juntos, compartir las experiencias, celebrar… todo ha sido una gracia para mí. De forma particular la celebración presidida por Chicho como Superior General para el nombramiento como Oblata Honoraria de Liliana, ha sido un momento precioso, en el contexto de un Congreso laical.
De forma comunitaria destacar la facilidad para compartir en los pequeños grupos igual que en las comidas o en las asambleas. Salir de tu “pequeño sofá de casa” siempre te abre la mente y te permite aprender que hay muchas formas de hacer las cosas que son tan buenas o más que la tuya. Compartir las experiencias te hace también comprender.
Su vida al mundo.
Testimonio de David López, omi
Del 25 al 28 de abril en Sassone, Roma, se celebró el Congreso Italiano de Laicos Oblatos, en el que participaron más de 200 personas, entre ellas unos 20 oblatos. La gran diversidad de grupos y de estilos expresaba la riqueza del carisma, la creatividad oblata y, por qué no decirlo, también un poco de confusión que muestra la necesidad del camino todavía por hacer. El Congreso seguía la estela del Congreso mundial de 2022 y el mandato del último Capítulo general de constituir una red oficial de laicos que comparten el carisma oblato. El título mismo del congreso, “Pènsàti insieme”, sugería este itinerario de comunión, con un juego de palabras en italiano: “piénsate junto [a los otros]” o “pensados juntos” por Otro que nos congregó. El estilo del congreso fue muy participativo, combinando los momentos de oración y asamblea, con el intercambio y la reflexión en pequeños grupos, llevando los mismos laicos el peso principal de la organización.
La entrega por parte del padre General del título de Oblata Honoraria a Liliana, una laica siciliana asociada de la AMMI que ha dedicado su vida al servicio de la misión y a los más necesitados, fue un momento emocionante e intenso para todos. Liliana es, entre otras muchas cosas, la autora del cuadro de los mártires oblatos españoles con fondo de campo de espigas.
Además de saludar con alegría a muchos amigos y conocidos de mis 11 años en Italia, pude comprobar que el trabajo con los laicos que comparten el carisma, especialmente de la AMMI, va dando sus frutos. Un pasito más en la construcción de la familia oblata según la voluntad del Fundador, para nuestra santificación y la evangelización de los pobres.
Cuando hace unos meses me propusieron desde el Consejo participar en el Congreso de laicos oblatos de Italia, no tarde ni un minuto en responder a la invitación y acogerla con cariño. Tener la oportunidad de compartir con otros miembros de la familia oblata siempre es un regalo y una bendición. Los días transcurridos en Sassone me trajeron el recuerdo del Congreso Internacional de laicos celebrado en 2022. Al igual que hace dos años, pude experimentar la acción de Dios en medio de nosotros y también la compañía de San Eugenio, que desde el cielo seguro nos ha sonreído durante estos días y ha intercedido
por la que es su familia.
En este sentido me ha enriquecido ver el entusiasmo de los laicos que han participado en el Congreso, se podía sentir que ¡el carisma está vivo y da vida! Estoy convencida de que poco a poco iremos dando pasos hacia una comunión y misión oblata más compartida de todos los que formamos esta familia carismática, que el corazón de San Eugenio siga latiendo con el nuestro para llevar adelante la misión que
el Señor nos encomienda.
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