P. Fortunato Herrero Caminero (1913-1996)
Nació en Villosilla de la Vega (Palencia) el 11 de Junio de 1913. Cursó humanidades en Urnieta. Hizo el noviciado en Las Arenas y emitió los primeros votos el 15 de Agosto de 1933.
Hizo el escolasticado en Pozuelo y pasó por todos los sustos y cárceles de la persecución. Se ganó la confianza de una miliciana comunista y se alistó en un batallón rojo. Cuando vio la oportunidad se pasó a la zona nacional.
Recibió el sacerdocio el 1 de Julio de 1941. Recibió obediencia primero para Diego de León y más tarde para el colegio de Hernani.
Desde 1945 a 1953 estuvo en la parroquia de Cristo Rey en Málaga. A diario recorria en bicicleta los montes y las parroquias de Churriana y Alhaurín de la Torre para celebrar misa, dar catequesis y visitar y ayudar a las familias.
Se distinguió como hombre activo, inquieto, emprendedor, buen compañero, incansable en el trabajo, hombre de iniciativas sorprendentes, soñador. De escolástico amenizaba muchos recreos de la mañana con el relato del último sueño fantástico que había tenido. Donde Herrero estaba se notaba que estaba.
Entre niños, pobres y humildes se encontraba como en casa.
En 1953 fue destinado a las misiones de Texas donde se acreditó como misionero nato por sus iniciativas geniales y el poder de captación de la gente. Su cerebro era una calculadora. Cabían en él simultáneamente, el culto solemne, las catequesis, la planificación y construcción de iglesias y salones, la decoración, el sermón salpicado de anécdotas que hacían reir y llorar, las rifas, los bingos, la organización de colonias y la caza.
Fue un gran cazador, no siempre observante de las normas. Cazaba sobre todo venados cuya carne transportaba en su carro y distribuía entre las familias pobres y las casa de beneficencia para las que no faltaban los dulces y ropas.
Como hombre muy sociable que era, cuando le dieron responsabilidad de párroco en San Isidro, Weslaco o Río Grande, invitaba con frecuencia a Oblatos y clero diocesano de la comarca y los agasajaba con una sabrosa comida en la casa rectoral.
A los 83 años falleció en San Antonio el 3 de Mayo de 1996.
Hizo el escolasticado en Pozuelo y pasó por todos los sustos y cárceles de la persecución. Se ganó la confianza de una miliciana comunista y se alistó en un batallón rojo. Cuando vio la oportunidad se pasó a la zona nacional.
Recibió el sacerdocio el 1 de Julio de 1941. Recibió obediencia primero para Diego de León y más tarde para el colegio de Hernani.
Desde 1945 a 1953 estuvo en la parroquia de Cristo Rey en Málaga. A diario recorria en bicicleta los montes y las parroquias de Churriana y Alhaurín de la Torre para celebrar misa, dar catequesis y visitar y ayudar a las familias.
Se distinguió como hombre activo, inquieto, emprendedor, buen compañero, incansable en el trabajo, hombre de iniciativas sorprendentes, soñador. De escolástico amenizaba muchos recreos de la mañana con el relato del último sueño fantástico que había tenido. Donde Herrero estaba se notaba que estaba.
Entre niños, pobres y humildes se encontraba como en casa.
En 1953 fue destinado a las misiones de Texas donde se acreditó como misionero nato por sus iniciativas geniales y el poder de captación de la gente. Su cerebro era una calculadora. Cabían en él simultáneamente, el culto solemne, las catequesis, la planificación y construcción de iglesias y salones, la decoración, el sermón salpicado de anécdotas que hacían reir y llorar, las rifas, los bingos, la organización de colonias y la caza.
Fue un gran cazador, no siempre observante de las normas. Cazaba sobre todo venados cuya carne transportaba en su carro y distribuía entre las familias pobres y las casa de beneficencia para las que no faltaban los dulces y ropas.
Como hombre muy sociable que era, cuando le dieron responsabilidad de párroco en San Isidro, Weslaco o Río Grande, invitaba con frecuencia a Oblatos y clero diocesano de la comarca y los agasajaba con una sabrosa comida en la casa rectoral.
A los 83 años falleció en San Antonio el 3 de Mayo de 1996.
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