Gracias por habernos ayudado a entender
El pasado jueves, ocho de agosto, nos dejó nuestro querido hermano Fermín del Blanco, a los 92 años de edad. Cualquiera de los que tuvimos la ocasión de cruzar unas palabras con él recordaremos muchas jugosas y suculentas anécdotas salpicadas con frecuencia, aquí y allá, con una sencilla pregunta: -¿entiendes? Era esta una muletilla muy suya, que le infundía un carácter propio, diferente, haciéndole fácilmente reconocible. Ya se tratara del enim -aquel cura escrupuloso que repetía la fórmula de la consagración e imitaba el sonido de la campanilla en ausencia del monaguillo-; o del serrucho bajo tus pies amenazando el discurso en lo más alto del mismo; o del as en la manga y la multitud de bolsillos escondidos para atenuar del voto de pobreza, no faltaba la interpelación ¿entiendes? y la sonrisa pícara y cómplice. Pero si titulamos así la entrada de nuestro blog no es sólo por este rasgo tan suyo, sino también por algo que marcó la vida de este leonés nacido en Lois: su labor como tr
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