Poesía del P. Gregorio Iriarte, omi
FLOR DEL RECUERDO
Sin cruz, sin tumba, sin nombre.
¡Oblatos de Paracuellos…!
El río que os vio morir
aún llora vuestro recuerdo
y acaricia, lame y besa
la tierra que a vuestros cuerpos
dio lugar en su regazo…
Al pasar por Paracuellos
tiene en su encanto el Jarama
un no sé qué de misterios,
en victorias y en luceros.
Jarama, guardia perenne
de tantos hermanos nuestros,
si algún día entre tus ondas
sientes el calor de un beso,
será el que yo confiara
a un solitario arroyuelo
para que a ti te lo diese;
tú, al pasar por Paracuellos,
lo dejarás desprendido
al borde del cementerio;
él será de los Oblatos
símbolo de amor eterno.
Y tú, Jarama, testigo
de que aún se guarda en mi pecho
entre amores y esperanzas
la flor blanca del recuerdo.
G. Iriarte, o.m.i.
Sin cruz, sin tumba, sin nombre.
¡Oblatos de Paracuellos…!
El río que os vio morir
aún llora vuestro recuerdo
y acaricia, lame y besa
la tierra que a vuestros cuerpos
dio lugar en su regazo…
Al pasar por Paracuellos
tiene en su encanto el Jarama
un no sé qué de misterios,
en victorias y en luceros.
Jarama, guardia perenne
de tantos hermanos nuestros,
si algún día entre tus ondas
sientes el calor de un beso,
será el que yo confiara
a un solitario arroyuelo
para que a ti te lo diese;
tú, al pasar por Paracuellos,
lo dejarás desprendido
al borde del cementerio;
él será de los Oblatos
símbolo de amor eterno.
Y tú, Jarama, testigo
de que aún se guarda en mi pecho
entre amores y esperanzas
la flor blanca del recuerdo.
G. Iriarte, o.m.i.
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