Aniversario de martirio
visto en www.omiworld.org
El
24 de Julio pasado se cumplían 76 años del martirio de siete Oblatos y un padre
de familia beatificados el pasado mes de Diciembre. Para conmemorar esta fecha
tan significativa se han ido organizando diversas celebraciones en diversos
lugares. Así, en torno al 24 de Julio, el pueblo de Villaverde de Arcayos
celebraba a los beatos mártires Justo GONZÁLEZ y Pascual ALÁEZ, de los cuales
bendijeron dos estatuas expuestas a la devoción del pueblo en su Iglesia
parroquial. La Eucaristía fue presidida por el obispo Oblato Monseñor Ramiro DÍAZ,
hijo del mismo pueblo, y se congregaron junto con otros Oblatos, algunos
también nacidos allí, numerosos amigos y familiares de los mártires.
También
en Santa Marina del Rey, esta vez presidia por el obispo de la diócesis, se
celebró la Eucaristía recordando el mártir Juan Antonio PÉREZ. Aunque
martirizados en Noviembre, también se celebraron en Estella al beato Gregorio ESCOBAR
y en Prioro, al beato Serviliano RIAÑO. En similares celebraciones, presididas
por sus obispos diocesanos o sus párrocos, se han ido celebrando la memoria de
otros mártires. Es el tiempo de verano en España y en esta época son muchos los
que regresan a su pueblo y por eso se escogen estas fechas porque nadie quiere perderse
esta oportunidad.
En
nuestra casa oblata de Pozuelo de Alarcón, también se congregaron un buen grupo
de fieles y Oblatos para conmemorar los mártires. Todos querían estar el día 24
cerca de la casa martirial para hacer memoria de lo que en allí pasó. Los muros
y las distintas habitaciones de la casa siguen hablando y dando testimonio de
la oblación de nuestros mártires: su oblación, su fuerte compromiso
comunitario, su oración eucarística, su amor y perdón a los enemigos. La
peregrinación que se hace recorriendo esos espacios causa un fuertísimo impacto
a todos aquellos que tienen la oportunidad de realizarla. Durante la homilía se
recordó el testimonio del P. Felipe DÍEZ, uno de los supervivientes. Los
milicianos fueron capturando uno a uno a todos los miembros de la comunidad y
encañonándolos con armas, los encerraron en una pequeña habitación. Al pasar
uno de los formadores invitó a hacer el acto de contrición para dar la
absolución general. Declaró el P. Felipe: “Yo quería rezar el Señor mío Jesucristo, pero no me salía.
Sí me salían actos de amor a Dios, de perdón hacia los que pensábamos que nos
iban a fusilar y de ofrecimiento de la vida por los que nos mataban, por la
Iglesia y por España”.
Para
finalizar la celebración de Pozuelo, todos los participantes se dirigieron
hacia el monumento, situado en el exterior de la casa, que simbólicamente
recoge y recuerda el martirio de nuestros beatos. Allí se renovaron las
promesas bautismales, y cada uno pudo rezar personalmente pidiendo alguna gracia
particular, mientras ofrecía una vela encendida que se dejaba al pie de la
pieza principal del monumento que está formada por cuatro grandes planchas de
granito en las que se dibuja una cruz, rodeada por el nombre de todos los
mártires y con la imagen de la Virgen María incrustada a sus pies. Todos
renovaron su compromiso de ser testigos del amor y perdón de Jesús en este
tiempo de la Iglesia, simbolizada por una bella campana histórica que también los
mártires conocieron, y que tañía con un bellísimo sonido cada vez que se nos
invitaba a renovar cada una de las promesas bautismales. Las letanías de los
nuevos Beatos mártires y el rezo de la Salve completaron esta oración que
terminaba al mismo tiempo que el sol poniente dibujaba bellos destellos rojos
en el cielo madrileño. Beatos Mártires Oblatos de
Pozuelo, rogad por nosotros.
Comentarios
Publicar un comentario