Ya antes que comenzase el mes de diciembre, el Provincial de la Provincia Mediterránea, p. Alberto Ngemmi, escribía a los oblatos y laicos oblatos con motivo del tiempo de Adviento.
En esta carta animaba vivir el Adviento como tiempo de gracia desde el carisma de San Eugenio.
He aquí la reproducción de una de sus partes y un enlace para acceder al texto completo.
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Amigos, no podemos considerar esta realidad como algo simplemente exterior o celebrativo, que no añade nada a la experiencia de nuestra fe.
Al contrario, se nos ofrece un “nuevo tiempo de gracia”, para nada neutral, que nos lleva a una comprensión más profunda del Hombre Nuevo, Cristo Señor, quien nos narra el rostro humano de Dios y nuestra identidad divina como hijos suyos. Creo que para todos nosotros puede ser un tiempo de oración, de contemplación de la presencia de Dios en las situaciones más diversas que vive la humanidad y de las cuales somos, en ocasiones, espectadores inermes e inertes.
El p. Alberto Ngemmi
Tiempo para introducirse en el pesebre de la historia para identificar, a la luz de la fe, los caminos que podemos recorrer juntos hacia Belén, lugar de la paz y de las relaciones verdaderas; o reencontrarlos y, así, no desviarse, distraídos, hacia el palacio de Herodes, para ser engañados por su modo de entender y de vivir la vida. Tiempo, tal vez, para repensar también nuestro modo de predicar, de narrar la verdad de Dios; por lo tanto, de poner en sintonía lo que decimos con los que somos y hacemos. Tiempo para el alma que, cuando se lo toma en serio, no tiene rival para intuir en profundidad la riqueza que viene de Dios y confiada a nuestra fe. Para creer y entender qué es la vida y como vivirla.
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Para el texto completo de la Carta:
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