«Si no volvéis a ser como niños»

Esta enseñanza de Jesús ha estado muy presente en la comunidad de El Abrojo durante el tiempo de Adviento que estamos terminando. Seguramente, la Navidad tiene este efecto en todos nosotros: la vuelta a la infancia, es decir, a creer en la paz, en la amistad, en que otro mundo es posible. Es cierto que se difuminan los contornos propiamente religiosos y espirituales de nuestra cultura, pero el cambio introducido por la fe es tan fuerte, que se siguen notando sus efectos.

Como decíamos, la comunidad de Valladolid ha experimentado esta sensación en dos momentos relevantes. Siguiendo la tradición de nuestros antecesores, se han llevado a cabo actividades pastorales propias de estas fechas: el encuentro con niños del arciprestazgo de pinares y el retiro con las tres parroquias atendidas por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.

En la primera de ellas, el peso recayó especialmente sobre el P. Giovanny Nova, quien junto a un sacerdote local, D. Juan Carlos, y las catequistas de los pueblos de la zona, prepararon una hermosa y divertida jornada. Hubo tiempo para rezar, cantar, bailar y, sobre todo, jugar. Juegos sencillos, con sentido navideño, en donde todos pudimos volver a experimentar la gracia pasar un tiempo sin otra preocupación que disfrutar de la zona y de la compañía. 

Escribía Francisco Umbral: «Pero entre tanta negrura variada y venidera, veo con lucidez que envejecer es recuperar el presente. De niño se vive en el presente. Luego, de hombre, abandonamos aquella tarde de vencejos y campanas, aquellos juegos, y nos vamos una temporada al oficio de vivir, al ejercicio de ser adultos. Hasta que un día, ayer o anteayer, vuelve uno a levantar la cabeza, mirar al cielo largamente, tras una ausencia de más de cincuenta años. Y de pronto recuperamos aquello, reanudamos aquella tarde que dejamos a medias cuando nos llamó nuestra madre para un recado urgente, para una noticia sospechosa: el colegio, el trabajo, el estudio, yo qué sé. Pero aquella tarde estaba ahí, situada en su cielo, como entonces, esperando mi vuelta, con sus campanas y sus vencejos, con su luz de un otoño que tiene el oro quieto de la vida». También para nosotros, antes de Navidad, es tarde estuvo ahí, en ese encuentro que nos hizo regresar a todos a nuestra niñez.

Casi terminando las cuatro semanas de preparación que conforman este tiempo litúrgico, tuvimos la ocasión de continuar esa experiencia de volver al comienzo, a ser niños de nuevo, como nos pide el Evangelio. Nuevamente en nuestro querido Abrojo y, esta vez, a cargo de los PP. Carlos Huete y Alberto Ruiz. Nos dimos cita un grupo no muy numeroso, pero con ganas de profundizar en la fe y de hacer familia. Muchos expresaron la paz que habían experiementado al volver a entrar en la casa y saludar a personas de otros lugares.

Guiados por una sugerente sentencia de Christian Bobin -«La santidad revierte las leyes de madurez: el adulto es la flor, la infancia es el fruto»-, releímos la genealogía de Jesús según san Mateo, para hallar aquellas actitudes y acciones que nos separan de la mirada de evangélica de un niño. Luego, en la Eucaristía, mediante un curioso y precioso belén, Carlos nos invitó a buscar nuestro lugar en el nacimiento del Señor.

Siguiendo las buenas tradiciones, pasamos de la misa a la mesa, reconociendo en la abundancia de alimentos la abundancia de dones recibidos por parte de nuestro buen Dios. Compartir como hermanos, como a todos nos enseñaron de pequeños, un motivo más para volver a la niñez.

Finalmente, a la pálida luz del primer sol invernal, perezoso para salir vencedor de la niebla vallisoletana, rezamos por las vocaciones oblatas recordando al gran P. Fortunato Alonso, omi., a quien por estos lares no tuvieron la fortuna de conocer. A los pies de la Virgen que custodia nuestra casa, terminamos el rosario y el retiro, con el gozo de haber vuelto a nuestra infancia, al menos por un día. Citando de nuevo a C. Bobin: «la santidad no destruye la infancia, la perfecciona». Ejemplos como el de Fortunato y otros oblatos que nos han precedido, nos invitan a vivirla. Desde nuestra comunidad os deseamos una Feliz Navidad. 



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