P. Máximo Prado Villaroel (1911-1977)
Nació en Prioro (León) el 14 de Abril de 1911. Cursó humanidades en Urnieta e hizo el Noviciado en Las Arenas. Profesó el 15 de Agosto de 1929.
Terminados los estudios teológicos en Pozuelo recibió el presbiterado en 1935. Su primera obediencia fue para el Juniorado de Urnieta. Después de la guerra ejerció el ministerio primero en Málaga, luego en Argentina y finalmente en Texas. Muy quebrado de salud regresó a España y terminó sus días en Pozuelo.
Fue la suya una vida intensa de predicación siempre amena y aplaudida. Le caracterizó el buen humor, incluso cuando comentaba sus problemas circulatorios. Cultivaba la manía de pensar cosas bellas. Fue siempre animador de comunidades, tertulias y sesiones de trabajo. Tenía el oportunismo de la palabra y de la frase feliz.
Primero en Pozuelo y más tarde en el ministerio, alentó y sostuvo a compañeros que vacilaban en la vocación. Como excelente comunicador que era, se vio rodeado de muchos y buenos amigos a los que supo interesar de las obras misioneras.
Nuestras instalaciones deportivas de El Abrojo y de Pozuelo se deben al entusiasmo y cariño del P. Prado. Pasó a recibir el premio del trabajador fiel el 30 de Octubre de 1977.
Terminados los estudios teológicos en Pozuelo recibió el presbiterado en 1935. Su primera obediencia fue para el Juniorado de Urnieta. Después de la guerra ejerció el ministerio primero en Málaga, luego en Argentina y finalmente en Texas. Muy quebrado de salud regresó a España y terminó sus días en Pozuelo.
Fue la suya una vida intensa de predicación siempre amena y aplaudida. Le caracterizó el buen humor, incluso cuando comentaba sus problemas circulatorios. Cultivaba la manía de pensar cosas bellas. Fue siempre animador de comunidades, tertulias y sesiones de trabajo. Tenía el oportunismo de la palabra y de la frase feliz.
Primero en Pozuelo y más tarde en el ministerio, alentó y sostuvo a compañeros que vacilaban en la vocación. Como excelente comunicador que era, se vio rodeado de muchos y buenos amigos a los que supo interesar de las obras misioneras.
Nuestras instalaciones deportivas de El Abrojo y de Pozuelo se deben al entusiasmo y cariño del P. Prado. Pasó a recibir el premio del trabajador fiel el 30 de Octubre de 1977.
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