ENVIADOS EN MISIÓN

Último día. Comienzan las despedidas. Todos se preparan para el viaje a Río de Janeiro que debe realizarse por la noche según las directivas de las autoridades. Para nosotros en JOMI, este va a ser un día lleno de actividades, muy lleno de actividades. Todos nos reunimos para celebrar la Eucaristía que fue presidida en esta ocasión por nuestro arzobispo oblato, Monseñor Buti y animada en los cantos por la numerosa delegación de África del Sur. Cantos danzados o danzas cantadas para alabar a Dios como hijos suyos que somos. Monseñor Buti, en su homilía, nos animó a tomar en serio una determinación acerca de nuestra vocación y misión. Si creemos en la fuerza de la oración, pidamos a Nuestra Señora de Aparecida que nos dé la determinación de tomar una decisión sobre nuestras vidas en este mismo encuentro.


Finalizada la Eucaristía, unos 80 oblatos nos reuníamos con el P. General. Un encuentro fraterno que se vio reducido en cuanto al tiempo pero no en cuanto a la intensidad. P. General nos lanzó un desafío: ¿Cómo hacer participar a la juventud en el Trienio para celebrarlos 200 años del inicio de la vida comunitaria oblata en 2016? Algunas ideas y preocupaciones fueron compartidas en el diálogo fraterno. Se insistió en la necesidad de trabajar como comunidad con los jóvenes, a seguir las huellas de Eugenio de Mazenod en su estilo de hacer misión con los jóvenes. Quizás, después de los Capítulos Generales, esta es la ocasión de reunir un mayor número de oblatos con presencia internacional. Buen momento para compartir experiencias y también nuestra pasión por Jesús y su misión. Claro, nuestra pasión por los jóvenes.


 Preparar maletas y dejarlo todo listo para acudir por la tarde al santuario. Última visita a Nuestra Señora para confiarle lo que está ahora en nuestros corazones. Nos reunimos en Adoración Eucarística por una hora. Sí, los jóvenes saben bailar y expresar su alegría con fiesta, pero también saben rezar en silencio. Concluida la adoración, rezamos un rosario misionero para rezar por la misión de toda la familia oblata en el mundo. No puedo dejar de rezar por un joven que me confió: “Padre, rece por mí. Creo que Dios me llama a ser misionero en los países más pobres”. Y claro que rezo y doy gracias porque el Señor sigue sembrando estas inquietudes en corazones generosos.


Terminado el Rosario tuvimos la celebración de clausura que comenzó con una dramatización del Buen Pastor representado por el P. General. EL Buen Pastor va dando todo lo que tiene a los jóvenes, la túnica, el sombrero, el callado, las sandalias, los ojos, la boca, los pies y sus entrañas compasivas… ahora es a los jóvenes a los que toca ser ojos, bastón, corazón… del Buen Pastor para continuar su misión. Con la bendición final del P. Louis que llevaba en sus manos la cruz del Fundador, fuimos enviados a la Misión. Al final de esta ceremonia unos jóvenes leyeron la “Carta de Aparecida” dirigida a toda la juventud oblata. Pero de eso hablaremos mañana. Y también de las fotos que ilustran esta última parte de nuestras JOMI. Los fotógrafos aún viajan hacia Río a encontrarse con Francisco. Sí, el Papa ya está en Brasil y mañana vendrá a Aparecida a rezar en el mismo lugar donde nosotros hemos pedido la bendición de Dios para toda la juventud oblata.

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