Discerniendo una nueva misión, comenzando un nuevo camino
En la oración del inicio de
nuestra sesión de trabajo, el Superior General llamó a todos los Superiores de
las Provincias, Delegaciones y Misiones de Europa para que se situaran
alrededor del Cirio Pascual que estaba en medio de la sala. Una vela encendida
pasaba de unas manos a otras entre los superiores regresando al Superior
general que iluminó el Cirio Pascual. Oración de apertura de la intervención
del Superior general que fue a la vez reconfortante y desafiante. Reconfortante
porque agradeció y bendijo todo lo bueno que se ha hecho en Europa a lo largo
de los últimos años. Desafiante porque nos hizo tres llamadas: 1) Continuar
intensificando el diálogo y la integración con las Unidades del Este de Europa
(que en poco tiempo serán más de la mitad de los oblatos europeos); 2) abrir
ocho o diez comunidades internacionales en la que se viva intensamente la
comunidad, la vida religiosa y el carisma oblato; 3) seguir trabajando y con
mayor intensidad por las vocaciones. Los comentarios que siguieron hicieron ver
cómo estas palabras habían tocado el corazón de muchos de los presentes. El
Superior General nos dijo que en muchas ocasiones nos falta la fe para creer
que Dios está con nosotros y nos acompaña, como Jesús en la barca en medio de
la tormenta o a lo largo del camino con los discípulos de Emaús. Todos estamos
llamados a responder de alguna manera, sobre todo ahora que nos preparamos con
el Trienio Oblato a celebrar los doscientos años de nuestros orígenes.
El siguiente paso de nuestra
sesión fue resumir y sobre todo identificar claramente las propuestas concretas
para que en los días sucesivos los Provinciales tomen algunas decisiones. Las
propuestas se pueden leer en lo que hemos ido escribiendo en los días
anteriores. Una mujer laica de Irlanda, Judith King, nos ha estado ayudando todos estos días
facilitando nuestro trabajo y las dinámicas del grupo. Ella ha dirigido también
nuestra pequeña evaluación del encuentro que en general ha sido bastante
positiva. Más tarde, cada uno de nosotros hemos podido elegir participar en los
diferentes grupos que querían hablar sobre un tema concreto. Un primer momento
teníamos que elegir entre dos: Migraciones y las Reuniones para compartir la
fe. Un segundo momento, a elegir entre tres: Las medidas para proteger y crear
un ambiente seguro para los niños, las vocaciones y la misión con la
secularidad.
La celebración de la
Eucaristía, presidida por el Superior general, clausuró la sesión conjunta. En
la Eucaristía participaron oblatos que vinieron de la comunidad de Diego de
León y toda la comunidad de Pozuelo que tan gentilmente nos ha ayudado, asistido
y acompañado durante estos días. También había una representación de las
Misioneras Oblatas de María Inmaculada. Como ceremonia de envío al final de la Eucaristía,
fuimos en procesión al monumento de nuestros Beatos Mártires. Allí hicimos una
renovación de nuestro compromiso de vivir plenamente nuestro carisma. Un
resumen de las diez primeras Constituciones y Reglas seguidas de la pregunta si
queríamos comprometernos a vivir lo que se había leído nos invitó a renovar
nuestra vocación oblata. La bendición final del Padre General con la cruz de San Eugenio de Mazenod fue también un envió misionero desde
Pozuelo a toda la Europa Oblata para llevar la Buena Noticia del deseo de caminar
juntos de nuevo con un nuevo espíritu misionero.
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