“Misión es tenernos todos en pie”
Con esta frase, el padre Adriano Titone hizo moverse al primero de los bancos, en la iglesia de los Oblatos en Pozuelo, durante la homilía del pasado domingo 28 de junio.
El p. Adriano Titone abajo a la derecha con el grupo animador de la jornada
Allí, como coro, estábamos sentados los jóvenes del grupo Talitakum Pozuelo. Al escucharlo nos miramos, sonreímos y asentimos. Culminaba la semana y, prácticamente con ella, el mes de junio.
Para el grupo de jóvenes llegaba el final de un curso complicado, con baches y obstáculos que habían puesto a prueba nuestras ganas de hacer misión. Pero habíamos sabido tenernos en pie, y aquel domingo, ante el altar con la comunidad de Pozuelo, respondíamos SÍ a la llamada de Dios, que nos decía: “Levantaos” y pedía que nos entregásemos a los más necesitados. Llevábamos un mes preparando aquella jornada, ensayando canciones, pintando la cocina, vendiendo papeletas,… y por fin había llegado.
Los premios de la rifa y la hucha cerdito en favor del centro Talitakum de Uruguay
Cuando descubrimos cuál era el Evangelio del día, supimos que Dios estaba con nosotros y que aquel día solamente podía mejorar. Nada más acabar la Eucaristía, con las pilas cargadas, nos pusimos en marcha para dar de comer a la gente que había querido compartir y celebrar aquello con nosotros. Varios toldos y muchas pistolas de agua nos ayudaron a olvidar el calor que hacía y a disfrutar de una agradable barbacoa entre familiares y amigos. El equipo de Talitakum Pozuelo se repartió las tareas para que todo saliera lo mejor posible. Se encargó de la cocina, de la venta de comida y bebida y de sortear los premios de la rifa benéfica. Todos nos teníamos en pie unos a otros, estábamos haciendo misión.
Combatiendo el calor debajo de los toldos
A las 17hs, nos cambiamos de ropa, nos pusimos nuestras gafas de sol y ¡comenzó el espectáculo! Lo habíamos conseguido. Sabíamos que habíamos alcanzado la meta. Teníamos dinero suficiente para financiar el taller de cocina de Talitakum en Uruguay, la “generosa generosidad” de los fieles lo había hecho posible y sólo nos quedaba cantar para celebrar lo ocurrido. Nos pintamos la cara color esperanza y sonreímos más que nunca, porque Dios había despertado a la comunidad de Pozuelo, que “no estaba muerta, sino dormida”. El domingo, todos éramos jóvenes, todos éramos Talitakum.
Valientes desafiando el sol y el calor
A las 7 de la tarde, nadie podía notar que allí hubiera habido una fiesta. Ya no quedaba nada, todo estaba recogido, guardado, el día había terminado. El rastro de todo aquello estaba en nuestros corazones. Ahora nos encaminamos a campamentos, peregrinaciones a Aix y viajes a Uruguay, con más fuerza que nunca para dar testimonio de lo que hemos vivido y llevar nuestro granito de arena allí donde nos llaman, esperando que el curso que viene sea igual o mejor.
Distintos momentos del concierto solidario
El domingo, Pozuelo respondió a Uruguay, cumpliendo la Santa Voluntad de quien aquel día sonrió diciendo (de esto estoy seguro): YO SOY TALITAKUM.
Gonzalo
Enhorabuena chicos, lo habéis hecho muy bien. Felicidades por el trabajo y por conseguir el objetivo.
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