Nuestro querido amigo y compañero en la misión con los jóvenes, César Badajoz, comparte con nosotros el vídeo que muestra en imágenes lo vivido en el campamento de los Jóvenes Oblatos de España.
El pasado jueves, ocho de agosto, nos dejó nuestro querido hermano Fermín del Blanco, a los 92 años de edad. Cualquiera de los que tuvimos la ocasión de cruzar unas palabras con él recordaremos muchas jugosas y suculentas anécdotas salpicadas con frecuencia, aquí y allá, con una sencilla pregunta: -¿entiendes? Era esta una muletilla muy suya, que le infundía un carácter propio, diferente, haciéndole fácilmente reconocible. Ya se tratara del enim -aquel cura escrupuloso que repetía la fórmula de la consagración e imitaba el sonido de la campanilla en ausencia del monaguillo-; o del serrucho bajo tus pies amenazando el discurso en lo más alto del mismo; o del as en la manga y la multitud de bolsillos escondidos para atenuar del voto de pobreza, no faltaba la interpelación ¿entiendes? y la sonrisa pícara y cómplice. Pero si titulamos así la entrada de nuestro blog no es sólo por este rasgo tan suyo, sino también por algo que marcó la vida de este leonés nacido en Lois: su labor como tr
«A los que con habilidad os dedicáis a engañar a los demás. Estudiantones de sopa. Lepra de universidad». Estos versos populares me recitaba siempre el Hermano Vicente Magaña durante mi escolasticado en Pozuelo, cuando tocaba a mi cuarto por las tardes y yo le decía que estaba estudiando. Entonces entraba, se sentaba y decía: «chavea, cuéntame tu vida». Todavía hoy, si cierro los ojos, puedo ver su cara asomándose a través de la puerta entreabierta con su sonrisa burlona, recordándome lo realmente importante. Son esos versos los que han venido a mi mente de un modo incesante desde ayer, cuando después de largo tiempo, pude defender la tesis doctoral en teología. Nunca he tenido grandes pretensiones, e intento contener las ínfulas de grandeza procedentes de ciertos honores humanos. Pero si algo me hace recordar quién soy y quién sigo siendo, son personas como mi añorado Magaña, que se sorprendía de mi falta de lecturas clásicas -Cicerón, Julio César- y, aun así, me apreciaba profunda
Como cada febrero, la Familia Oblata se junta para compartir «sus gozos y esperanzas, tristezas y angustias» (GS 1). Este año el encuentro tuvo lugar en La Zubia (Granada), en una casa de espiritualidad bajo el patrocinio del ya santo Juan Pablo II. Algunos de los participantes comparten con todos nosotros la experiencia vivida durante este fin de semana juntos. María José, de Málaga escribe: « Este año, como siempre, ha sido una alegría para mí poder asistir al encuentro de Familia Oblata. Un encuentro que ha sido la brújula que ha de marcarnos el camino a seguir como peregrinos de la esperanza en comunión, caminando con Jesús y hacia Jesús. Las oraciones, formaciones y actividades me han llevado a reflexionar sobre mi vivencia como laica oblata. Una de las conclusiones a las que he llegado es la necesidad de potenciar mi actitud de escucha, prestando más atención a la voz del Espíritu y las voces de los necesitados. Desde mi punto de vista, éste ha sido un encuentro muy enriquece
¡Estupendo!
ResponderEliminarMuy bueno el campamento y el video. Felicidades a todos.
ResponderEliminar