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¡El Señor acampa con nosotros!


Quizá una de las imágenes más bellas y sencillas del Antiguo Testamento sea la de Dios acompañando al pueblo de Israel en una tienda de campaña. Es la imagen que recoge san Juan en su bello prólogo y que se sigue haciendo realidad, año tras año, durante el mes de julio, en los campamentos organizados por las comunidades oblatas de nuestro Territorio español. 


Los más madrugadores fueron los abucheases, que salieron de Madrid para buscar un lugar donde encontrarse con este Dios cercano, especialmente con quien le busca. Uno de esos jóvenes fue Javier Renedo, quien comparte con nosotros: «de este campamento me llevo el encuentro que he tenido con Dios a través de los acampados, en los que he podido ver a Dios y todo lo que ha hecho en ellos».


Desde hace algunos años, a esta experiencia de verano se suman jóvenes de otros lugares de la España oblata, creciendo así en amistad fraterna y comunión como jóvenes unidos al carisma. Dos de ellas, Irene Lima y María Peñas, nos cuentan su vivencia: «este campamento ha sido el mejor que hemos tenido la oportunidad de vivir, sea de forma espiritual, social o personal. Nos hemos sentido como en casa, o tal vez mejor. La espera ha valido la pena y estamos muy contentas de haber recibido tanto cariño. Nos llevamos muchos momentos bonitos, recuerdos para siempre y sentimos que hemos cambiado nuestra relación con Dios y nuestra forma de ser.Gracias a todos y nos vemos pronto».


A nuestros hermanos de Aluche les dieron el relevo los de Málaga, que sin salir de su provincia, buscaron igualmente un lugar más apartado para dejar que el Señor les hablara al corazón. Una de las monitores, Lore, comparte con nosotros lo vivido durante la semana del 3 al 9 de julio:


«La pasada semana, un grupo de niños y adolescentes de la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza y san Eugenio de Mazenod, en Málaga, tuvimos la oportunidad de participar en el campamento en Casarabonela, un pueblo de la Sierra de las Nieves.



Jugamos al juego Jumanji, en el que tras tirar los dados cada mañana, pudimos conocer algunas de las figuras y momentos más importantes del Antiguo y Nuevo Testamento: Abrahán, Noé, David, Moisés, el nacimiento de Jesús y el Apocalipsis; para descansar, finalmente, en el séptimo día.



De ellos, pudimos aprender valores como la confianza en Dios, por muy adversas que parezcan las circunstancias; el saber escucharle y estar atentos a su voluntad. Tuvimos también la ocasión de enfrentarnos a nuestros ‘goliats’, nuestras inseguridades y miedos; o a las plagas que sufrió el pueblo egipcio. 


Además, celebramos el nacimiento del niño Jesús en Belén (en pleno julio) cantando villancicos y adorándole en la Eucaristía; y reflexionamos sobre el bien y el mal y cómo estaría nuestro corazón cuando llegase el final de los tiempos.


Finalmente, disfrutamos del Día del Señor en familia, con una Eucaristía y comida todos juntos. Ha sido una experiencia increíble en la que hemos podido jugar, chapotear en la piscina, bailar, reír y vivir nuestra fe en comunidad en plena naturaleza. 


Damos gracias a Dios por seguir aprendiendo de Él, de aquellos que nos precedieron en la fe y que nos enseñan la riqueza de vivir amando su voluntad y por tener la ocasión de participar de esto año tras año».



Lidia, Zaira y Rocío comparten con nosotros que les ha gustado mucho el campamento, hasta «perfecto» han llegado a decir. En cuanto a las "aventuras" bíblicas vividas, aunque manifiestan que la que menos comprenden es el Apocalipsis, les han gustado todas, y recomiendan el campamento por las misas celebradas, por los amigos que han hecho, por lo que se han divertido y aprendido, e incluso por la comida. ¡Tal vez el año que viene nos apuntemos todos!


Aunque aquí, como en toda buena botica, hay donde elegir y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, nos vamos al norte del territorio patrio, donde nuestros hermanos han realizado, por primera vez, un campamento con niños de varios pueblos situados entre Olmedo y la capital.


Haciendo bueno el dicho de «los últimos, pero no por ello los menos importantes», nos acercamos a esta experiencia estival que ha tenido lugar la semana del 8 al 15 de este mes de Julio. El P. Javi Montero comparte con nosotros lo vivido y sus proyectos:


Compartimos con alegría que hemos vivido el primer campamento de la zona de Pinares (Valladolid) animado por los misioneros Oblatos de María Inmaculada en el monasterio de la Santa Espina en Valladolid del 8 al 14 de Julio.  Un pequeño grupito de niños y monitores hemos formado parte de una escuela de cine y hemos descubierto que somos parte de una película más importante "una vida de película" donde Dios que es nuestro director está atento a todos los detalles, solo tenemos que seguir sus indicaciones. Juegos, oraciones, eucaristías, talleres, piscina, ambientaciones y mucho más han llenado nuestros corazones. Gracias a todo el equipo y en especial a los 4 monitores de los grupos de jóvenes oblatos que han hecho posible este primer campamento. Una auténtica experiencia de Dios y de diversión. Esperando que esté campamento de muchos frutos y podamos crecer cada año.


También Natalia Ramos, joven de Aluche que se ofreció a ayudar como monitor, nos ha escrito una palabras que nos acercan lo experimentado esos días: «Desde el inicio del campamento siempre Javi nos ha repetido la frase "es momento de construir", y creo que no puede resumir mejor lo que ha sido para mí este campamento. Ha sido muy bonito y emocionante poder ver como los chicos disfrutaban de las actividades, como poco a poco iban conociendo a Dios (algunos de ellos casi por primera vez), y también ver que formaban grupo ayudándose siempre unos a otros. Pero para mí el mayor regalo ha sido poder conocerles a todos y ver a Dios en cada uno de ellos, en sus sonrisas, en sus agradecimientos y también en sus lágrimas.

Creo que ha dado mucho fruto en los chicos y que han podido vivir lo que otros muchos jóvenes oblatos hemos hecho durante muchos años, así que me voy con el corazón muy lleno de Dios y de ellos».


También Mari Fe, catequista de Mojados, nos cuenta sus impresiones: «Después de todas las dificultades sufridas para llevar a cabo el primer campamento de verano de nuestra zona, ¡por fin llegó el día de comienzo! El viaje de ida a la santa Espina fue silencioso, expectante… tanto para los chavales, que no se conocían entre ellos, como para los monitores y responsables. En el autocar había bastante calma y silencio, algo extraño en esas edades. Nada más llegar: la locura de conocerse, de buscar un lugar en el grupo, los intentos de liderazgo de algunos “mayores”, la frescura e inocencia de los más pequeños”… Según fueron pasando los días entre juegos, diversión y pequeños conflictos, el grupo se convirtió en familia. Los “mayores” aprendieron a dejarse querer y a ayudar a los demás y los pequeños a seguir el ritmo del resto. Ha sido maravilloso comprobar como el Señor ha ido actuando en cada uno de nosotros hasta conseguir una convivencia alegre y participativa. También ha sido un regalo compartir estos días con los jóvenes llegados de Madrid; sin su cariño, unión y saber hacer, este campamento no habría sido posible. El viaje de vuelta fue totalmente distinto. Alboroto, canciones, abrazos, despedidas con un “hasta pronto”, en fin, la nueva familia se separa físicamente, pero permanecen unidos en la amistad recién estrenada. Gracias a todos por esta experiencia. Como bien dice en los títulos de crédito de nuestro video:       

¡CONTINUARÁ! »


Como Mari Fe nos ha puesto los dientes largos, hemos colgado el vídeo, con un sentimiento de profunda acción de gracias al Señor por lo bueno que ha sido, una vez más con nosotros. Nuestros hermanos oblatos han seguido la estela del Fundador en su deseo de educar a los jóvenes, como hizo en Aix, para enseñarles quién es Cristo. Gracias a estos testimonios, podemos repetir con san Juan «de su plenitud todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia tras gracia».







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