FRASCATI, EL 30 DE ABRIL 2012
Queridos hermanos Oblatos y Laicos Asociados:
Queridos hermanos Oblatos y Laicos Asociados:
A pocos días de mi nombramiento como Superior Provincial de la naciente “Provincia Mediterránea”, mientras agradezco al padre Louis Lougen, Superior General y a los miembros del Consejo General, por la confianza que me han manifestado, deseo llegar a vosotros con este mensaje, para daros testimonio de mi fraternidad y aseguraros, desde este momento, que acepto esta tarea con un profundo espíritu de fe y responsabilidad.
Soy consciente de que con vosotros estoy llamado a vivir y a trabajar para el Reino de Dios, a través del amor por la Iglesia y su misión de evangelización, fieles al carisma de San Eugenio, impulsados por la extraordinaria historia de nuestro Instituto, hecha verdad por muchos hombres de Dios que han dado su testimonio con la radicalidad de su vocación religiosa y misionera.
En este sentido, me parece importante dejarnos animar, particularmente, por la vida y por el ejemplo que nos han dejado los jóvenes mártires españoles de Pozuelo, beatificados en diciembre en Madrid, y el siervo de Dios, padre Mario Borzaga, confiando a ellos nuestra nueva Provincia.
Por mi parte, les confío que estoy sereno y determinado a hacer todo lo posible para desarrollar de la mejor manera lo que Dios me pedirà, también a través de vuestra colaboración y disponibilidad. Estoy seguro de poder contar con vuestras oraciones, apoyo moral y con vuestra comprensión fraternal que, espero, vaya más allá de cualquier juicio sobre mis límites y mi joven
edad.
edad.
Por otra parte, si este nombramiento recibido, no por mis méritos particulares, me hace percibir una actitud de humildad, debo pedir que este mismo sentimiento sea asumido por vosotros para poderme aceptar con simpatía y confianza, en una logica, ademàs, no sólo humana.
Mirando a lo que nos espera en lo inmediato, advierto que la llave, para individuar y enfrentar los desafíos que nos esperan, no podemos encontrarla en los eventuales problemas o posibles dificultades. Más bien, debemos apuntar a una llave interpretativa que nos ponga en condición de confiar seriamente en la Palabra de Dios, para podernos abrir a “esa inmensa esperanza” que derrota toda apatía y pesimismo, porque es fuente de grandes llamadas, de nuevas intuiciones también, para realizarnos en la comunión evangélica y en el apostolado.
Queridos amigos, sabemos bien que el espíritu del Resucitado ofrece a cada uno de nosostros la sabiduría y la fuerza para vivir y realizar en la manera mejor, nuestra vocación de bautizados y de consagrados. Es necesario que todos los días lo pidamos al corazon del Padre en una reciprocidad de oración y benevolencia que nunca debería faltar.
En este tiempo especial de espera, mientras pido esta sabiduría y fortaleza para todos nosotros, deseo expresar mi agradicimiento a los Provinciales de España e Italia, los padres Otilio Largo y Nicola Parretta, y a los dos Consejos Provinciales por el servicio de gobierno, serio y generoso, realizado en estos últimos años a nuestras dos Provincias y, no en último término, por el empeño en la realización del proceso de unificación.
Confiando – y confiándonos – en la bendición del Señor, fuente de gracia para todos nosotros y nuestra nueva Provincia, y en la que siempre nos acompaña con su ternura materna, Maria, caminemos juntos como verdaderos hermanos, en el amor por Cristo y su evangelio. Testigos de El
que es la vida.
En Jesús y en María Inmaculada,
P. Alberto Gnemmi, omi
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