Las inundaciones afligen a los pobres - Paraguay
Visto en omiworld.org
Padre Miguel FRITZ, consejero
general para América Latina, explica los antecedentes de las terribles inundaciones
que han padecido las misiones oblatas en el Chaco de Paraguay durante los últimos
meses.
En 1925 a la llegada de los Misioneros Oblatos a
Paraguay, muchas comunidades indígenas, particularmente nivaclés, vivían en base
a sus actividades derivadas del río Pilcomayo el cual era su fuente de supervivencia,
por tanto considerado como su “paraíso”. Allí los Oblatos establecieron sus primeras
dos misiones donde llegaron a conformar tres parroquias, un hospital y escuelas,
desde donde defendieron a los nivaclés contra los militares bolivianos en trabajo
conjunto con otras dos congregaciones religiosas.
Hace 40 años, el caprichoso río inundó una de las
parroquias en su totalidad. Posteriormente hace aproximadamente 20 años un gobernante
argentino, con el apoyo de la Unión Europea, fingió un proyecto de desarrollo y
construyó un canal el cual desvió el agua hacia el lado argentino. El gobierno paraguayo
reaccionó construyendo de su parte un canal hacia el lado paraguayo, que durante
el tiempo de lluvia regó esta parte y fue aprovechado por diferentes estancias,
por medio de la construcción de represas, a lo que el gobierno reabrió los cauces
antiguos, en contraste con el gobierno argentino que se mostró menos interesado
a consecuencia de las numerosas inundaciones, lo que ocasiono el descuido del canal
que habían construido.
Actualmente el río Pilcomayo desde el lado del Paraguay
ha estado ocasionando diversos desastres, los cuales se deben a tres razones:
- Lluvias más abundantes de lo normal.
- Un descomunal aumento del río, desde sus orígenes en Bolivia.
- Las estancias que desobedecieron las órdenes del gobierno de deshacer sus represas que impiden un drenaje por los cauces preparados.
El 7 de mayo, el P. Anuncio
LÓPEZ envió al P. Fritz un e-mail con información acerca de la situación que vive.
Yo estoy trabajando en lo que se refiere a la inundación,
debido a que el pasado mes de enero las intensas lluvias azotaron la zona de Mariscal,
Santa Teresita y Mariscal Estigarribia. Esta última zona quedó inundada durante
un mes; afortunadamente no hubo víctimas humanas que lamentar, debido a que la gente
pudo tomar sus precauciones y conservarse a salvo. Posteriormente otra situación
climática aconteció que ocasionó la lluvia de ochocientos a mil doscientos milímetros
en algunas zonas. Debido a esta situación quedaron inundadas las zonas de Fischat,
Esteros y General Díaz, esta última rebasó el muro de contención.
En las zonas de Campo Aceval, Línea 32 y Santa María,
todos los caminos quedaron intransitables con lo que fue imposible poder llevar
ayuda por tierra debido a la continuidad de la lluvia; solo por helicóptero fue
posible trasladar ayuda. Como vicariato tomamos la decisión de no entrar a recibir
aportes y distribuirlos, debido a que no contamos con los medios para poder hacerlos
llegar, además de que pudiera crear problemas en las comunidades. Por lo que estamos
canalizando todo tipo de ayuda a la Emergencia Nacional quienes están realizando
satisfactoriamente su trabajo.
Desafortunadamente la comunidad de Fischat- San
Leonardo sigue incomunicada por tierra, ya sea por Argentina o Paraguay. Los misioneros
que se encuentran en el lugar se encuentran bien y tratando de salir delante de
la situación que viven junto con la gente; han recibido algunos donativos por medio
de helicópteros, pero no es suficiente la ayuda que se les ha brindado debido a
que hay situaciones de extrema necesidad, como el caso de los enfermos que se busca
sean evacuados de acuerdo a la necesidad que presentan.
Estamos solicitando ayuda para la reconstrucción
de comunidades y mitigación de daños causados por la inundación. Esperamos que después
que las comunidades se recuperen, nosotros comencemos el trabajo pastoral de acompañamiento
y consolidación de comunidades a nuestro cargo, es a lo que los Oblatos como iglesia
queremos responder. Nos encomendamos a sus oraciones.
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