El 28 de noviembre es el día de la Memoria de los Mártires Oblatos Francisco Esteban y compañeros.
El Oficio de las Lecturas que se propone para rezar en este día es una parte importante del Prefacio que San Eugenio de Mazenod escribía para introducir las Constituciones y Reglas de los Oblatos. En estas palabras podemos entrever una de las claves del martirio que hoy celebramos: dispuestos a entregar la vida.
La Iglesia, preciada herencia que el Salvador adquirió a costa de su Sangre, ha sido en nuestros días atrozmente devastada. Esta querida Esposa del Hijo de Dios llora aterrorizada el vergonzoso abandono de los hijos por ella engendrados. Cristianos apostatas, olvidados pos completo de los beneficios de Dios, han irritado la justicia divina con sus crímenes, y sí no supiésemos que el depósito sagrado de la fe ha de consevarse intacto hasta el fin de los tiempos, apenas podríamos reconocer la religión de Jesucristo en las huellas de lo que fue; hasta el punto que, por la malicia y corrupción de los cristianos de nuestro tiempo, puede decirse verdaderamente que el estado de la mayoría de ellos es peor que el de los gentiles, antes que la cruz destruyera los ídolos.
En esta lamentable situación, la Iglesia llama a gritos a los ministros a quienes confió los más preciados intereses de su divino Esposo, para que se esfuercen en reavivar con la palabra y el ejemplo la fe a punto de extinguirse en el corazón de buen número de sus hijos. Mas, por desgracia, qué pocos son los que responden a esta apremiante invitación; muchos, incluso, agravan esos males con una conducta reprobable y, en vez de preocuparse por hacer que vuelvan los pueblos al camino de la justicia, necesitan ellos mismos que se les haga volver a la práctica de sus deberes.
La consideración de estos males ha conmovido el corazón de algunos sacerdotes celosos de la gloria de Dios, que aman entrañablemente a la Iglesia, y están dispuestos a entregar su vida, si es preciso, por la salvación de las almas.
¡Feliz y santo día de los Mártires Oblatos de España! Que Dios conceda a toda la Familia Oblata estar dispuesta a entregar la vida en la vivencia y el anuncio del Evangelio.
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