Visita pastoral del Obispo de Málaga
Como indica el código de derecho canónico en su canon 396 "El Obispo tiene la obligación de visitar la diócesis cada año, total o parcialmente, de modo que al menos cada cinco años visite la diócesis entera, personalmente o por medio de sus obispos auxiliares o vicarios".
Cumpliendo con este precepto, que asegura la atención y cuidado de nuestros pastores para guiarnos al Señor, el obispo de Málaga, D. Jesús Catalá Ibáñez visitó en los meses de octubre y noviembre la unidad pastoral que conforman las parroquias de Nuestra Señora de la Esperanza y san Eugenio de Mazenod, y Nuestra Señora de Flores, ambas administradas por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
Nuestra querida Congregación llegó a tierras malagueñas en el año 1939 y, desde entonces, ha servido ininterrumpidamente a la misión allí realizada. Acabada la guerra civil, muy cruda con el clero malagueño que quedó bastante diezmado, se solicita la presencia de los Oblatos para atender una vasta extensión de territorio, abarcando desde las afueras de la ciudad hasta pueblos como los Gámez y Churriana, cercanos hoy día en coche, aunque no tanto en bicicleta y con sotana como en los primeros años. Toda esta atención pastoral se realizaba desde lo que hoy es la Iglesia de Cristo Rey.
Desde hace ya siete años, la misión realizada se ha ampliado. Debido a la escasez vocacional sufrida por todos, el plan pastoral diocesano ha ido conformando las denominadas unidades pastorales. Se trata de poner bajo el cuidado de un mismo párroco, parroquias adyacentes.
Muchos son los oblatos que han pasado por esta comunidad, todos ellos muy queridos, tanto por la gente como por el clero local, que han visto en nuestra Congregación religiosos abnegados e interesados por el bien de la diócesis.
En la actualidad, la comunidad está conformada por cinco miembros: Ismael García, como superior y párroco; nuestros queridos mayores: Fortunato Alonso, decano de nuestra Provincia Mediterránea con 95 años y Camilo González, que ha pasado 44 de sus 90 años en la Misión del Sáhara; y por último, aunque no menos importantes, nuestros dos casi recién ordenados, Andriy Havlich y Antonio Diodati, quienes a parte de su entrega misionera, aportan un colorido internacional a la comunidad, ucraniano e italiano respectivamente, reflejando de este modo el rostro intercultural de la Congregación.
Esta unión ha llevado a enriquecer, tanto nuestra labor en Málaga, como nuestro conocimiento y colaboración con los laicos y religiosas presentes en los barrios de Mangas Verdes, Parque del Sur y Las Flores. A nuestra estrecha colaboración con las Siervas de san José en la promoción social desde los comienzos, se han unido ahora, en el barrio de Las Flores, nuestras hermanas de la Sagrada Familia de Burdeos, a quienes estamos vinculados desde la fundación, y otras espiritualidades y carismas, como la fraternidad de Charles de Foucault, los Misioneros de la Esperanza y una asociación de San José de la Montaña.
El obispo ha podido encontrarse con todos, especialmente con los laicos, estrechos colaboradores en la misión, quien fieles al territorio donde viven su fe, siempre han sostenido con su cariño a los oblatos, tanto a los que están allí presentes en la actualidad, como a los que han pasado a lo largo del tiempo.
Seguro que esta visita ayuda a nuestros hermanos y hermanas malagueños a retomar la invitación con la que el Papa Francisco comenzaba la Evangelii gaudium: La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.
Pedimos al Señor que puedan vivir esta invitación, bajo la protección de la Virgen Inmaculada y con el espíritu de san Eugenio de Mazenod: "entre vosotros la caridad, la caridad, la caridad... y fuera el celo por la salvación de las almas".
Me encanta conocer más de la Congregación Oblata. ALABADO SEA JESUCRISTO Y MARÍA INMACULADA
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