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¡El Señor ha estado grande con nosotras y estamos alegres!


El pasado 17 de septiembre las Misioneras Oblatas de María Inmaculada celebraron el 25 aniversario de su fundación. Fue en realidad un 14 de septiembre de 1997, cuando un pequeño grupo de 9 mujeres jóvenes comenzaron a vivir en comunidad en la Casa de espiritualidad Emaús de Pozuelo.


Muchos de vosotros fuisteis testigos del nacimiento de esta pequeña comunidad. Nadie sabía que sería de ellas, solo una cosa tenían clara: querían vivir como religiosas el mismo carisma que los oblatos les habían transmitido. 


Han pasado los años y con el transcurso del tiempo la joven comunidad ha ido creciendo y desarrollándose. Muestra de ello fue la hermosa celebración que se vivió en la parroquia de San Diego en Vallecas, donde muchos oblatos, sacerdotes diocesanos, las COMI, religiosos y religiosas, familiares, miembros de la familia oblata y gran número de amigos de las diferentes parroquias por donde han estado y están las Oblatas,  se reunieron para dar gracias a Dios por este cuarto de siglo y por aquellas jóvenes que comenzaron esta aventura. 


Con gran alegría compartimos la obra que el Señor ha ido realizando en y a través de esta joven Congregación e igualmente los proyectos que vendrán, como la próxima fundación de la misión en Perú, que si Dios quiere será a comienzos del 2023. 


Un profundo GRACIAS salía del corazón, gracias a Dios en primer lugar por su fidelidad y gracias a cada persona que ha formado y forma parte del camino de las hermanas, bien fuera estando allí presentes o por medio de la oración. 


Decía en su homilía el P. Elías Royón, Vicario Episcopal para la vida consagrada de la Diócesis de Madrid que presidió la eucaristía, que la celebración del aniversario de la Congregación brinda la oportunidad de hacer memoria agradecida del paso del Señor.  Si, es tiempo de hacer memoria, y agradecer al Señor que a través de las luces y las sombras, las alegrías y tristezas, las pruebas y sufrimientos, las esperanzas y deseos, guía a este pequeño rebaño para que siga dando vida al corazón de San Eugenio hoy.



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