¡Qué inmenso campo se les abre!

Con esta frase expresaba nuestro Fundador, san Eugenio de Mazenod, su deseo para el futuro de una Congregación en ciernes en los pueblos del sur de Francia. Es lo que tienen los profetas, ven algo nuevo brotando donde otros no notan nada (Cfr. Is 43,19).

Muchos años después, inspirados por el hermoso Prefacio que legó a sus oblatos, seguimos intentando hacer realidad este sueño de extender el Reino de Dios allá donde somos enviados y, en este caso concreto, en la provincia de Valladolid.

Hacia allí han partido esta mañana los PP. Antonio Buonanno, Carlos Huete y Javier Montero, con el objetivo de renovar la comunidad y la Misión que tenemos confiada en esta querida diócesis. A partir de ahora, estaremos en Mojados y Megeces, donde ya había presencia oblata, y asumiremos la parroquia de san Isidro Labrador en la ciudad.

Agradecemos a la anterior comunidad formada por los PP. Jean Marie Sene, Joseph Irudayaraj y Alberto Costa su entrega y compromiso durante siete años dedicados a la pastoral rural y a la atención de un tanatorio. Qué este relevo sea signo del deseo de la Provincia Mediterránea de seguir intentándolo todo  (C. 7) para evangelizar a los más pobres, tal y como nuestro carisma nos pide para mejor servir a la mayor gloria de Dios, bien de nuestra querida Iglesia y salvación de las almas.