Triduo Santo de los Mártires: 3er día
19/12/2011 España
El 18 de diciembre había sobre Madrid había una aureola especial. La
mayoría de la gente no se daba cuenta de ello...Los que ayer estuvimos en la
ceremonia de la Beatificación de los Mártires Oblatos sí que sabíamos qué era y
por qué: tenemos 23 beatos más intercesores de nuestra Iglesia peregrina en la
tierra. Y queríamos dar gracias a Dios por ello.
En la Parroquia Virgen Peregrina de Fátima, donde está la comunidad
oblata de Diego de León, se congregaron varios centenares de personas para
agradecer este don de la Beatificación. Había unos 90 Oblatos. La noche
anterior, tras la Beatificación, ya habían partido algunos a sus lugares de
misión. En el altar mayor, junto al P. General, Louis LOUGEN, se encontraban
Mons. Ramiro DÍAZ, obispo emérito oblato de Machiques (Venezuela), el P.
Joaquín MARTÍNEZ VEGA, Postulador General, el P. Otilio LARGO MACHO, Provincial
de España y un nieto sacerdote del Beato Cándido Castán.
La homilía la predicó el P. Joaquín MARTÍNEZ VEGA. En ella leyó algunos
mensajes recibidos de distintas partes del mundo para testimoniar la
repercusión que esta beatificación ha tenido para la Iglesia y para todo el
mundo oblato: se leyeron mensajes desde Vietnam al Vaticano pasando por Mallorca
(España). Habló con el corazón y se emocionó en varios momentos, en los que
manifestó su alegría por la beatificación de nuestros hermanos.
Al igual que en la Misa de Beatificación, hubo una procesión con palmas
en el momento del ofertorio. Tras la comunión hubo un momento de reconocimiento
de la Región de Asia-Oceanía que regaló una flor de loto al Provincial de
España: la flor de loto nace en aguas estancadas, atravesándolas con su tallo
para florecer limpia e inmaculada a la luz del sol. Así fueron los mártires: no
se contaminaron con la maldad de su tiempo que les tocó vivir y supieron
florecer para Dios.
Al acabar la Misa hubo un momento muy especial. El P. Olegario DOMÍNGUEZ,
español de origen, fue uno de los Oblatos que conoció personalmente a los
mártires. Con más de 90 años sigue de misionero en Paraguay. Pero, como él
mismo dijo a algunos de los presentes, durante todos estos años ha estado
esperando la beatificación de sus antiguos compañeros de Juniorado, con quienes
compartió confidencias, sueños e ilusiones, así que no podía dejar de venir. Y
con más de 90 años acudió, cómo no, a la cita. ¡Cómo no pedirle que compartiera
con nosotros algunos de sus recuerdos!. Así que al final de la Misa nos
manifestó, entre lágrimas, sus sentimientos de gran alegría. Recordó el
carácter firme y exigente a la vez que comprensivo del Provincial, Beato
Francisco ESTEBAN LACAL. “Con una mirada – dijo – nos llevaba por el camino por
el que nos quería encauzar”. Además contó varios hechos que revelan su firmeza
de carácter, movido por la fe. El P. Olegario encontró en Roma, estudiando en
el Escolasticado Internacional, algunas cartas del P. Esteban. Entre 1932 y
1935 varias veces escribió al Superior General diciéndole que no creía tener
las cualidades necesarias para ser Provincial, y le pedía que le apartara del
cargo. En 1935, viendo la persecución ya en ciernes, escribió al P. General: “Esta
vez no le pido que me quite de Provincial: en las circunstancias actuales sería
una cobardía”. Así afrontó su misión con fortaleza y aceptó la voluntad de Dios
hasta el sacrificio de sí. En otra carta contaba la muerte de los 7 primeros
beatos. En lenguaje cifrado (para evitar la censura) decía al Superior General
“Sr. Teodoro Labouré: Vicente [BLANCO, superior del Escolasticado de Pozuelo]
acaba de perder a siete de los suyos. Firmado: Esteban”. Varias veces lloró el
P. Olegario contándonos sus recuerdos y sus sentimientos y otras tantas veces
nos hizo llorar a los presentes. Todos dimos gracias a Dios por tener estos valiosos
intercesores.
Tras la Eucaristía los Oblatos tuvimos una comida fraterna para, como
familia, festejar el don de tener a estos gigantes de la fe, nuestros Hermanos
Mayores, los Beatos Mártires Oblatos de España, P. Francisco Esteban LACAL y
compañeros. Tras la comida llegó el turno de las despedidas de aquéllos que
regresaban a su misión. Todos hemos salido renovados al término de este Triduo
Santo.
Y para terminar esta crónica, hay algunos videos en internet sobre la
beatificación. En esta dirección encontrarán la ceremonia del 17 de diciembre
en la Catedral: http://goo.gl/PRlx1
Te Deum laudamus! (Diego SÁEZ MARTÍN)
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