Palabras de agradeciemiento de Asun

Hna Asun en Marruecos, Julio 2010
El pasado día 8 de Diciembre, Asun hacía sus votos perpetuos. Hoy nos escribe a todos estas palabras de agradecimiento.


Son muchas las frases del Evangelio con las que podría comenzar estas líneas que quiero compartir con vosotros. Algunas de ellas me han acompañado de manera especial durante estos años, desde que el 21 de Septiembre de 2002, día de San Mateo, comencé el prenoviciado. Quizás pueda recogerlas todas en una sola: “PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR” (Lc 1,46), y unirme a la Virgen María, agradeciendo al Señor todo lo que ha hecho y sigue haciendo conmigo, en y a través de mí.
No soy capaz de poner palabras a todo lo que hay en mi corazón, pero sí agradecer al Señor su amor incondicional, su paciencia infinita y su fidelidad. Todo esto el Señor me lo ha mostrado y muestra a través de personas con rostros y nombres concretos, que en el día a día, me hacen reconocer mi pequeñez ante la grandeza del Señor, algo que aunque pueda parecer lo contrario, es motivo de alegría, pues sólo así, puedo dejar al Señor que siga haciendo su obra conmigo y a través de mí, sabiendo que el protagonista es sólo él y no yo.
El Señor que nos ha llamado nos dará aquello que necesitamos para ser fieles, por ello no tenemos que tener miedo”, me decía, con mucha razón, un Misionero Oblato de María Inmaculada el día antes de la oblación perpetua. En estos últimos meses, cuando miro la cruz lo hago con mucha confianza, sabiendo que el Señor me mira desde ella con cariño, tal como soy, y toma mis debilidades y mis fortalezas. Uno de los momentos más significativos en la celebración para mí, fue la entrega de la cruz oblata, la cual, dicen nuestras constituciones y reglas: “les recordará constantemente el amor del Salvador que desea atraer hacia sí a todos los hombres y las envía como cooperadoras suyas”. Estas palabras, me recuerdan que la entrega al Señor es una entrega continua a los otros, para que puedan experimentar, como yo, en lo sencillo de cada día, el amor que el Señor les tiene.
Muchas gracias a todos por vuestra oración, vuestra cercanía y por vuestra presencia tanto física como de corazón. Doy gracias al Señor por cada uno de vosotros que siendo cada uno como sois, me ayudáis a reconocer al Señor de manera sencilla y sin esperar grandes cosas, porque la grandeza está dentro de vosotros.
Os pido también que sigáis rezando por mí, para que cada día, en los momentos de alegría y también en los de sufrimiento, pueda mirar la cruz y decirle al Señor: “Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”
Un fuerte abrazo, asun o.m.i

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