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“Proclama mi alma la grandeza del Señor” por el P. Louis Lougen, OMI, Superior General

Posted: 07 Dec 2011 07:24 PM PST
“Estos son aquellos que salieron de la gran tribulación, y han lavado sus túnicas y las hicieron blancas en la sangre del cordero”. (Rev.7:13)

Nos regocijamos juntos para alabar y agradecer la beatificación de los mártires oblatos de España. Esta es una gran gracia para nosotros, una oportunidad para toda la congregación para renovar nuestra vida en santidad y compromiso misionero. La beatificación de los mártires oblatos de España se presenta en este año en el que recordamos el 150 aniversario de la muerte de San Eugenio de Mazenod y vivimos también inspirados por el llamado a la conversión del 35o Capítulo General. Este llamado es “nuestra obra” hasta el próximo Capítulo. ¡No, esta es la obra de toda una vida! La beatificación de los mártires oblatos de España hace eco en el llamado a la conversión. Descubrimos en su martirio la riqueza y profundidad del Evangelio y del carisma oblato.

Cada vez que leo acerca de la alegría que San Eugenio experimentó cuando se proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, me conmuevo. Imagino aún ahora su inmensa alegría por la beatificación de los mártires oblatos de España. Debe estar paseando por las calles celestiales con su pecho hinchado de orgullo, compartiendo las buenas nuevas con todo el mundo y charlando con los santísimos mártires. Veo Henri Tempier al lado de Eugenio. El fundador siempre se ha puesto un poco molesto en estas fiestas ya que él está todavía un poco ofendido de que Henri haya quemado la mayor parte de la evidencia acerca de su propia santidad para permitir a Eugenio brillar aún más. Joseph Gerard y Joseph Cebula se unen a Eugene y Henri y muchos otros oblatos que hemos conocido y de los cuales hemos leído. ¡Cuánta gaudeamus está preparando Eugenio por la beatificación!

Compartimos la alegría de Eugenio y estamos llenos de gratitud por la beatificación de nuestros hermanos oblatos que fueron martirizados en España. Nosotros también estamos siendo llamados a renovar nuestro compromiso. La vida religiosa, el deseo de vivir la vocación bautismal de una manera radical, es una especie de sucesora del periodo de martirio en la iglesia primitiva. Nuestra vida consagrada, inspirada en el testimonio de los primeros mártires, es la decisión de seguir el Señor Jesús de una manera radical a través de los votos y la comunidad. La beatificación de los mártires oblatos de España nos exige elegir a vivir nuevamente la raíz de nuestra consagración entregando nuestras vidas para seguir a Jesús. Muy recientemente un oblato me comentó, con una mezcla de desilusión simúltanea y un anhelo de esperanza: “¡Mira a nuestras vidas! ¿Hay alguna cosa a la cual hemos renunciado? ¿Nuestras vidas tienen algún significado para los demás? ¡Nuestra consagración está muy rebajada!”

Es precisamente por esta razón que el último Capítulo General nos ha llamado a la conversión. Este es el gran reto y la exigencia que la beatificación de los mártires oblatos españoles nos trae. A medida que leemos sobre el sacrificio generoso de sus vidas, volvemos a las raíces de nuestra vocación y no podemos tolerar vivir una vida que está “rebajada”. Rezo para que el testimonio de la ofrenda martirial de los santísimos mártires oblatos de España nos traiga la pasión de vivir radicalmente el seguimiento de Jesús. Les pido que intercedan para que el Espíritu nos enardezca como misioneros para los pobres el el contexto de nuestra realidad con los desafíos complejos que enfrentamos hoy.

Invito a todos a profundizar el significado de la beatificación de los mártires oblatos de España a la luz de la Constitución no 2 de las Constituciones y Reglas de los O.M.I.: “Somos hombres ‘escogidos para anunciar el Evangelio’ (Rom 1:1), hombres listos a dejar todo para ser discípulos de Jesús. El deseo de cooperar con él nos lleva a conocerlo más a fondo para identificarnos con él, dejarlo vivir en nosotros. Nos esforzamos para reproducir en nosotros mismos el modelo de su vida. Por lo tanto, nos entregamos al Padre en la obediencia hasta la muerte y nos dedicamos al pueblo de Dios en el amor desinteresado...” (C#2) Esto está en el corazón de nuestro carisma. San Eugenio y los santísimos mártires oblatos de España nos convocan a abrazar nuestra vocación como se describe en C#2.

Una fe fuerte y profunda ha alimentado los sueños misioneros de los mártires oblatos de España y los ha atraído a ofrecer sus vidas para predicar el Evangelio a los pobres en España, Argentina, Uruguay y el suroeste de los EE.UU. Nos sentimos intimidados por su capacidad de entregarse al Padre en la obediencia hasta la muerte, un acto altruista en última instancia por el amor de la gente que aún no han podido conocer en las misiones que esperaban servir. Entre dichos mártires oblatos, hay también un hombre laico que fue un esposo y padre. Creo que es un signo del carisma oblato, “siempre cerca de la gente que servimos” que en esta beatificación haya una persona laica entre los oblatos. Este es otro motivo por el cual nos alegramos.

San Eugenio es todo sonrisas en esta celebración. Nosotros también sentimos orgullo y alegría por la fidelidad y amor radical de los mártires oblatos de España. Cantamos con María Inmaculada, madre de los apóstoles y mártires, su canto de alabanza en este gran día: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”.

Felicitaciones y un agradecimiento van a nuestro postulador, el Padre Joaquin Martinez, por su dedicación a las causas de los santos oblatos y por todo lo que ha hecho para hacer realidad este día.

Padre Louis Lougen, O.M.I.
17 de diciembre de 2011

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